![]() A Pastoral Visit . Richard Norris Brooke (1881) El Evangelio de este domingo XIII del Tiempo Ordinario está compuesto por un conjunto de dichos de Jesús que tienen como denominador común la llamada a la primacía de Cristo en nuestra vida, la aceptación de su señorío como condición de una verdadera vida cristiana. El encuentro con Cristo supone entrar en una nueva relación existencial con la realidad al convertirse Cristo en la medida de todo. No debemos entender las palabas de Cristo como una exigencia Suya hacia nosotros cuanto un criterio de discernimiento de la autenticidad de nuestro vínculo con Él, de nuestro verdadero encuentro con Él, porque quien se acerca a Cristo se acerca al fuego y el que se acerca al fuego, arde. Queda traspasado desde lo íntimo por la vida en Cristo, vive una Pascua. Así, cuando uno entra en el misterio de Cristo, toda relación y toda dimensión de la existencia queda referida en Él y hacia Él: la paternidad, la filiación, la fraternidad, la esponsalidad, la projimidad, el sufrimiento, el trabajo, el juicio o discernimiento sobre los otros… Es lo que Pablo dirá en la carta a los Romanos: “Si hemos muerto con Cristo, creemos que también viviremos con Él. Vivos para Dios en Cristo Jesús” (cf. Rm 6,8-11). Esta primacía del Señor se expresa en lo concreto de la vida cotidiana, no olvidemos que los dos primeros y únicos mandamientos son: “Amar a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a uno mismo” (cf. Mt 22, 37-39). Por lo tanto, esta relación troncal y fundante con Cristo no nos distancia de lo real ni de lo concreto de nuestras circunstancias, al concreto, es lo que lo ilumina, lo que cambia nuestro modo de mirar al otro, de cuidarle, acogerle y amarle reconociendo en cada uno el Rostro del Amado y esto especialmente en los más humildes, los pequeños, los niños de los que es el Reino porque este es el lugar que Cristo ha elegido en la historia, el lugar del mendigo: “El que dé a beber, aunque no sea más que un vaso de agua fresca, a uno de estos pequeños, solo porque es mi discípulo, en verdad os digo que no perderá su recompensa” (Mt 10,42). Os dejo unas palabras de Don Luigi Giussani que iluminan genialmente esta verdad evangélica: «Cristo se ha metido en mi vida, mi vida se ha metido en Cristo, justamente para que yo aprendiese a comprender que Él es el punto neurálgico de todo, de toda mi vida. Cristo es la vida de mi vida. En Él se resume todo lo que yo quisiera, todo lo que busco, todo lo que sacrifico, todo lo que se desarrolla en mí por amor a las personas que me ha puesto al lado». Lecturas:
2 Reyes 4, 8-11. 14-16a Rom 6, 3-4, 8-11 Mt 10, 37-42 Los comentarios están cerrados.
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TodosMateo1, 18-24 1, 29-39 3, 1-12 3, 13-17 4, 1-11 4, 12-23 5, 1-12a 5, 13-16 5, 38-48 9, 36—10, 8 10, 26-33 11, 2-11 11, 25-30 13, 1-23 13, 24-43 13, 44-52 14, 22-33 15, 21-28 17, 1-9 17, 1-9 18, 15-20 18, 21-35 21, 33-43 22, 1-14 22, 15-21 24, 37-44 25, 1-13 Mt 25, 14-15. 19-21 25, 31-46 27, 11-54 28, 16-20 Marcos
Lucas1,1-4; 4,14-21
1, 26-38 1, 39-56 2, 13-21 2, 16-21 3, 1-6 3, 15-16. 21-22 4, 1-13 4, 21-30 5, 1-11 6, 17. 20-26 6, 27-38 6, 39-45 9, 11b-17 10, 38-42 10, 25-37 11, 1-13 12, 13-21 12, 32-48 12, 49-53 13, 22-30 14, 25-33 15, 1-10 16, 10-13 16-19-31 17, 5-10 17, 11-19 18, 1-8 18, 9-14 19, 1-10 20, 27-38 21, 25-28.34-36 24, 35-48 24, 46-53 Juan
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