“ El que coma de este pan vivirá para siempre ”Queridas hermanas: En este domingo de la Solemnidad del Santísimo cuerpo y sangre de Cristo, con gratitud recordamos el camino que hemos hecho hacia la Pascua de la Paz. Haciendo memoria de lo vivido podemos adentrarnos en las palabras que Moisés dice al pueblo: «Recuerda todo el camino que el Señor, tu Dios, te ha hecho recorrer”. Ha sido un camino de gracia tras gracia, porque el Cordero manso con su sacrificio en la cruz, nos ha traído la paz! La hemos invocado, la hemos anhelado, la hemos visto posarse en nuestro interior como una brisa suave, y hoy, la vemos entrar en nuestros corazones, entrar en nuestro interior como alimento para la vida eterna. Por ello en esta tarde, de manera especial rumiando la palabra que hoy se nos regala ponemos nuestra mirada en el Señor, El pan vivo bajado del cielo. “Oh! Dios escondido (…) A Ti se somete mi corazón por completo, y se rinde totalmente al contemplarte. En la Cruz se escondía sólo la Divinidad, pero aquí se esconde también la Humanidad. Salve cuerpo verdadero nacido de la Virgen María, verdaderamente sacrificado en la cruz por la humanidad cuyo costado traspasado manó agua y sangre. ¡Te adoramos, te contemplamos, te damos gracias! ¡Te has quedado entre nosotros, con nosotros, esa fue tu promesa y así lo has cumplido! Has preparado una mesa, una mesa de fraternidad, un banquete que no acabará nunca y por ello, ¡Te damos gracias! Te has donado a nosotros de tal manera que, ahora nosotros comiéndote, teniéndote dentro, podamos donarnos a los demás. Somos tu cuerpo y por ello, ¡te damos gracias! Con alegría, hoy alzamos la copa de la Salvación, bendiciendo tu nombre. ¿Cómo pagaremos todo el bien que nos has hecho? Nos has abierto las puertas del Reino, nos has donado de tu Espíritu, Nos has hecho hermanos tuyos, e hijos del Padre, nos has dejado a María como madre, y te has quedado aquí para ser alimento para la vida eterna! Y por ello, te damos gracias! Te confieso como mi Dios y te pido que hagas que crea más y más en Ti, que en Ti espere y que a Ti solo ame. Que sea también yo alimento para mis hermanos y así mi vida sea testimonio de que Tú habitas en mí y que yo habito en ti.” Amén. Lecturas:
Deut 8, 2-3. 14-16 1 Co 10, 16-17 Jn 6, 51-58 Los comentarios están cerrados.
|
TodosMateo1, 18-24 1, 29-39 3, 1-12 3, 13-17 4, 1-11 4, 12-23 5, 1-12a 5, 13-16 5, 38-48 9, 36—10, 8 10, 26-33 11, 2-11 11, 25-30 13, 1-23 13, 24-43 13, 44-52 14, 22-33 15, 21-28 17, 1-9 17, 1-9 18, 15-20 18, 21-35 21, 33-43 22, 1-14 22, 15-21 24, 37-44 25, 1-13 Mt 25, 14-15. 19-21 25, 31-46 27, 11-54 28, 16-20 Marcos
Lucas1,1-4; 4,14-21
1, 26-38 1, 39-56 2, 13-21 2, 16-21 3, 1-6 3, 15-16. 21-22 4, 1-13 4, 21-30 5, 1-11 6, 17. 20-26 6, 27-38 6, 39-45 9, 11b-17 10, 38-42 10, 25-37 11, 1-13 12, 13-21 12, 32-48 12, 49-53 13, 22-30 14, 25-33 15, 1-10 16, 10-13 16-19-31 17, 5-10 17, 11-19 18, 1-8 18, 9-14 19, 1-10 20, 27-38 21, 25-28.34-36 24, 35-48 24, 46-53 Juan
Archivos
Marzo 2024
|