“Este es el tiempo del cumplimiento” (Mc 1, 15)En este III Domingo del tiempo Ordinario, la Iglesia celebra dos hechos importantes: por un lado nos encontramos en medio de la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos, estamos celebrando la Semana Ecuménica, profundizando el tema “Amarás al Señor tu Dios... y a tu prójimo como a ti mismo” (Lucas 10, 27). Con la peculiaridad añadida de que este año el Papa Francisco (en su intención de oración para este mes de enero), propone a los fieles rezar para reconocer la variedad de carismas dentro de la Iglesia como un "don de Dios" y no como un "motivo de conflicto". Nos unimos a esta intención: “Para avanzar en el camino de la fe necesitamos también el diálogo ecuménico con nuestros hermanos y hermanas de otras confesiones y comunidades" (Francisco). Y por otro lado, este 21 de enero de 2024 es el Domingo de la Palabra de Dios. Esta Jornada fue instituida por el Papa Francisco hace cinco años: «Establezco que el III domingo del tiempo ordinario esté dedicado a la celebración, reflexión y divulgación de la Palabra de Dios» (Aperuit illis, n. 3). La iniciativa tiene como objetivo dedicar un domingo al año a la mayor valoración de la Palabra de Dios. Siguiendo esta iniciativa, comparto con vosotros mi meditación sobre las lecturas que propone la liturgia para este Domingo. "Dame la castidad y la continencia, pero no todavía." Esta famosa oración de San Agustín capta bien la desgana que tenemos la mayoría de nosotros a cambiar nuestras costumbres. Sin embargo, escuchamos exactamente lo contrario cuando los ninivitas (en la primera lectura Jon 3,1-5.10) se arrepienten instantáneamente ante la predicación de Jonás y los pescadores inmediatamente abandonaron sus redes para seguir a Jesús (Mc 1,14-20). Hay una urgencia en cuanto al tiempo y se necesita una respuesta total. Se nos insta a reconocer que nos apremia un nuevo tiempo que requiere respuestas diferentes a las anteriores. Por lo tanto podemos decir que las lecturas de este Domingo nos invitan a la conversión. A conformar nuestras realidades cotidianas, toda nuestra vida, al Reino de Dios inaugurado por Cristo, cuyos valores son la justicia, el amor, la paz, la verdad, la solidaridad, etc. En cierto modo, esa es la misma invitación que el apóstol Pablo hace a los cristianos de Corinto: «el momento es apremiante, los que tienen mujer vivan como si no la tuvieran; los que lloran, como si no lloraran...» (1Co 7,29-30). En su predicación, insiste en que el tiempo se acaba y que nuestra forma habitual de hacer las cosas ya no servirá. El apóstol nos advierte de la tentación de absolutizar las realidades terrenas, que son pasajeras. En lugar de ello, propone vivir a la luz del Señor Resucitado: «Habéis resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba» (Col 3,1). De manera similar, Jonás profetiza a Nínive que su destrucción es inminente. Cuando pensamos que el fin está cerca, perdemos parte de nuestra inercia hacia el cambio. Hoy escuchamos este tipo de urgencia de quienes estudian el cambio climático o las causas de la pobreza, la escasez de alimentos, la guerra y las epidemias. Para revertir estos males globales se requiere un cambio profundo en nuestros patrones de vida. Aún así, nos encontramos reacios, ponemos nuestras resistencias y oramos con San Agustín: “Sí, pero todavía no”. En Marcos (1,14-20) la respuesta de los pescadores es instantánea. Efectivamente, participar en el proyecto de Jesús, aceptar su llamada, abandonar sus redes es una manera de hablar de lo que se debe dejar atrás cuando uno abraza el discipulado radical. Hay ciertas exigencias que asumir, por un lado, ponerse en camino y marchar en pos del Maestro; significa aceptar las exigencias relativas a este seguimiento. Tienen que dejar: redes, casa, familia, … En definitiva, requiere dejarlo todo para recibirlo todo de Él. Por otro lado vemos que los pescadores no abandonan a su familia, como lo demuestran los próximos episodios del Evangelio. Más bien, Jesús se convierte en parte de su familia, haciendo de Cafarnaúm su hogar (Marcos 2,1), y los discípulos se convierten en la nueva familia de Jesús, reorientando todas las relaciones. El coste de una respuesta tan radical a Jesús ya está a la vista cuando Marcos introduce la llamada de los primeros discípulos con la noticia de que Juan había sido arrestado. Para Jesús es apremiante que todos conozcan y reconozcan en Él el Evangelio de Dios, la Buena Nueva del Reino de la que Él es la manifestación visible y palpable. Para ello comienza su misión escogiendo e invitando a cuatro de sus primeros colaboradores para asegurar la continuidad de su misión: Simón y Andrés, por un lado, que, «inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron» (Mc 1,18); y Santiago y Juan, por otro lado, que también «dejando en la barca a su padre Zebedeo con los jornaleros, se marcharon en pos de él» (v 20), asociándose a su proyecto de «pescar hombres» para el Reino de Dios. Es un amor apremiante el que hace que los discípulos sigan a Jesús al instante. Así como una pareja crece en el amor y aprende la costosa entrega que se necesita para que ese amor continúe floreciendo, también los discípulos aprenden la conversión más profunda que se exige a medida que crecen en su relación de amor radical con el Señor. Entonces no es tanto la amenaza de destrucción lo que nos mueve a convertir nuestros caminos, sino un amor irresistible que transforma nuestro corazón. Hoy al igual que sucedió con los primeros apóstoles, Jesús se dirige a cada uno de nosotros y nos interpela: ¡Necesito pescadores de hombres!...¿Cuál será nuestra respuesta?. Lecturas:
Jon 3, 1-5. 10 1 Cor 7, 29-31 Mc 1, 14-20 Los comentarios están cerrados.
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TodosMateo1, 18-24 1, 29-39 3, 1-12 3, 13-17 4, 1-11 4, 12-23 5, 1-12a 5, 13-16 5, 38-48 9, 36—10, 8 10, 26-33 11, 2-11 11, 25-30 13, 1-23 13, 24-43 13, 44-52 14, 22-33 15, 21-28 17, 1-9 17, 1-9 18, 15-20 18, 21-35 21, 33-43 22, 1-14 22, 15-21 24, 37-44 25, 1-13 Mt 25, 14-15. 19-21 25, 31-46 27, 11-54 28, 16-20 Marcos
Lucas1,1-4; 4,14-21
1, 26-38 1, 39-56 2, 13-21 2, 16-21 3, 1-6 3, 15-16. 21-22 4, 1-13 4, 21-30 5, 1-11 6, 17. 20-26 6, 27-38 6, 39-45 9, 11b-17 10, 38-42 10, 25-37 11, 1-13 12, 13-21 12, 32-48 12, 49-53 13, 22-30 14, 25-33 15, 1-10 16, 10-13 16-19-31 17, 5-10 17, 11-19 18, 1-8 18, 9-14 19, 1-10 20, 27-38 21, 25-28.34-36 24, 35-48 24, 46-53 Juan
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