El evangelio de hoy nos propone dos aspectos en los que meditar: el perdón y la justicia del Reino de los cielos. El perdón, que aparece claramente en el evangelio, no lo debemos entender como una norma moral. Los estudiosos afirman que Jesús pone un ejemplo desproporcionado. La primera cantidad que nos propone la parábola era algo impagable en aquel tiempo, algo inimaginable. La segunda cantidad, en cambio, era ridícula. Por tanto, la clave está en la desproporción. Se trata, no tanto de perdonar, sino de hacer memoria de la historia que Dios ha hecho con cada uno de nosotros. El reino de Dios se parece a aquellos que no se olvidan de lo que se ha hecho por ellos. Volvamos a la antífona del Magnificat: “Recuerda la alianza del Señor”. Hoy, y toda la semana, es un día para recordar lo que Cristo ha hecho por mí. Él nos ha amado y se ha entregado por cada uno de nosotros, de forma personal. Esta compasión se describe muy bien en el salmo 102. En la memoria de lo que el Señor ha hecho por mí, el corazón vive en la gratitud, en la magnanimidad, en la alegría. De esa memoria, de la de haber sido perdonado y amado, brotará la gracia para vivir en el Reino. Hagámoslo de forma personal, mirando la cruz, nuestras deudas y nuestra historia. En segundo lugar, se nos presenta la justicia del Reino de los cielos que tiene que ver con la figura de los compañeros. Ellos se dan cuenta de lo sucedido y claman. Podemos interpretarlo como el ministerio de la intercesión, de la capacidad que tenemos de corregir cuando vemos la racanería y la desproporción. Hagamos un ejercicio de intercesión haciendo memoria del sufrimiento de los hombres, de la injusticia que sufren nuestros hermanos, del mal que cometemos… Cuando pedimos por las situaciones de dolor empezamos a conocer el grito de los corazones. Pedimos para que el Señor ordene la realidad y responda. Vivimos en la sociedad del buenismo y nos olvidamos de que existe mucha injusticia y opresión en este mundo. En definitiva, es una parábola sobre el orden del Reino. Porque queremos que el bien reine, vamos a recordar el bien, a ayudarnos, a corregirnos cuando seamos mediocres, cuando obramos mal… Necesitamos hermanos que nos despierten de la acedia del mal. Vamos a ser voz, a interceder para que los oprimidos de este mundo encuentren la respuesta del bien, para que el Señor restaure el mundo. Que el Señor nos conceda vivir en la magnanimidad de saber que hemos sido amados y perdonados. Lecturas
Ec (Sir) 27, 33–28, 9 Rom 14, 7-9 Mt 18, 21-35 Los comentarios están cerrados.
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TodosMateo1, 18-24 1, 29-39 3, 1-12 3, 13-17 4, 1-11 4, 12-23 5, 1-12a 5, 13-16 5, 38-48 9, 36—10, 8 10, 26-33 11, 2-11 11, 25-30 13, 1-23 13, 24-43 13, 44-52 14, 22-33 15, 21-28 17, 1-9 17, 1-9 18, 15-20 18, 21-35 21, 33-43 22, 1-14 22, 15-21 24, 37-44 25, 1-13 Mt 25, 14-15. 19-21 25, 31-46 27, 11-54 28, 16-20 Marcos
Lucas1,1-4; 4,14-21
1, 26-38 1, 39-56 2, 13-21 2, 16-21 3, 1-6 3, 15-16. 21-22 4, 1-13 4, 21-30 5, 1-11 6, 17. 20-26 6, 27-38 6, 39-45 9, 11b-17 10, 38-42 10, 25-37 11, 1-13 12, 13-21 12, 32-48 12, 49-53 13, 22-30 14, 25-33 15, 1-10 16, 10-13 16-19-31 17, 5-10 17, 11-19 18, 1-8 18, 9-14 19, 1-10 20, 27-38 21, 25-28.34-36 24, 35-48 24, 46-53 Juan
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Marzo 2024
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