Predicación de Juan BautistaLas cosas que hiere Jesús quedan, como Él las deja grabadas en nuestra retina, de este modo recordamos a los reacios a recibir a María y José, que quedaron para siempre con las puertas cerradas, dándoles a los dos nazarenos una eterna negativa. Igual que la cueva de Belén la vemos siempre como cielo, el mesón quedará siempre vacío en nuestra memoria. En cambio las cosas que Jesús toca en bien, las eterniza en bien, pues las puntadas que el Señor da en la vida no hay nadie que las deshaga: Y es por eso que miramos a S. Juán, acostumbrado a sentir en su carne las sacudidas de Dios, y ha quedado para siempre en nuestro recuerdo como aquel que saltó de alegría en el seno de su madre ante la presencia del Verbo (Lc 1, 41). También hoy le contemplamos declarando indignidad ante Aquel a quien siente que no merece ni agacharse a desatarle la correa de las sandalias. Nos acercamos a esta figura tan enigmática para aprender de él, que no hay nada más humano que amar por entero y sentir en el cuerpo las llamaradas del amor de Dios. Juan supo entender que el Señor merece el primer amor, y se lo dió. Y así contemplamos en él al hombre que permaneció siempre despierto para el bien y por eso pudo permanecer en pie ante el Hijo del hombre (Lc 21, 34-36). Juán descansó sencillamente en el seguimiento del Verbo, haciendo de la fe su vida, y encontró en Él su estabilidad, su asiento, su asidero. De ahí que pudiese afirmar con tanta rotundidad: ‘Detrás de mí viene uno que es más fuerte que yo’. Juan se supo precedido. El Fuerte le eligió, le escogió primero. Supo bien que podía amar a su Señor únicamente porque Él le amó primero, sólo por eso pudo entregarle las primicias de su vida. El Maestro le ganó previamente para que recibiera sus promesas. Y le hizo grande, grande según Dios, grande hasta afirmar de él: ’ No ha nacido de mujer uno mayor que Juan el Bautista’ (Mt 11,11). Por eso resulta tan provocador que sea precisamente él quien nos enseñe la grandeza de perder la vida ‘inútilmente’. Su vida gastada como una gota de agua derramada en el océano nos conmociona, porque pone en crisis nuestras categorías, desarma nuestros argumentos de lo que es práctico, eficaz, valioso… A muchos les parecerá un desperdicio, como se lo pareció en su día a quienes presenciaron el gesto de María Magdalena, que rompió el vaso de alabastro a los pies del maestro. No entendieron que todo don es pérdida, porque amar verdaderamente a una persona parece un desperdicio de nosotros mismos, de energías, de cuentas, de cálculos, de gustos, de tiempo. Los más, no entienden estos gestos, porque hay grandezas que únicamente las comprenden los sencillos en su interior. Lo grande según Dios, desarma con su verdad toda ilusión humana de grandeza. Y es que, no prometió Jesús aplauso ni éxitos de bulto para sus seguidores. En esta clave hemos de leer toda la vida de Juan, el que un día se definiera a sí mismo como “amigo del Esposo”, que se alegraba con Él y se disponía a cederle el puesto, entregándole por discípulos a los suyos propios. Invitándoles delicadamente para que siguieran a Jesús pues Juan nunca buscó su gloria sino dar testimonio de la verdad. De ahí que lejos de retener consigo a quienes le seguían los encaminaba en pos del Maestro. Esto lo deja entrever en la sentencia: ‘Yo os he bautizado con agua, pero Él os bautizará con Espíritu Santo’, donde encontramos otra importantísima enseñanza que, entre hombres cuesta aceptar: Ante la llegada del Maestro Juan sabe que su tiempo está para concluir, ya llega el Fuerte, el que trae el bautismo definitivo. Y así afirma, ahora es menester que Él crezca y yo disminuya (Jn 3, 25). S Juán era tan joven como su primo. Seis meses mayor. Podía aún clamar con poderosa voz en el desierto. Hacía mucho bien entre todos. Le acompañaba la veneración de muchos. ¿Por qué había de menguar? No es fácil entre hombres volver a la sombra, pasar a segundo plano. Muchas formas hay de hacer el bien. La primera y más elemental, y muchas veces la menos sabida,’ es no hacer mal’, no imponer el bien. Debemos aprender a retirarnos. También el ángel de la anunciación supo retirarse cumplida su misión. ¿Tenía mucho que hacer en el cielo? Cosa necesaria puede que ninguna. Pero arriba, sin hacer nada, vivía según Dios. Abajo, empeñado en hacer, estorbaría a Dios. Pues el afán por hacer sentir trabajos y sacrificios hace estéril el apostolado. Aprendamos, pues, que a la hora de partir hacemos mal en no marchar. De ‘poder hacer el bien’, y ‘de hacer algún bien’, a cumplir el querer de Dios, va mucha distancia. Importa ante todo darle gusto a Él. Y si lo damos dejando de hacer el bien, baste eso. Dios se merece el sacrificio del bien. Eso tan obvio se vuelve oscuro cuando tercia el amor propio. Nadie se aviene a no hacer nada. No hacer el bien que podría uno, ¿hay cosa más necia? aun entonces conviene retirarse y dejar sitio.Y Dios proveerá. Nuestro tiempo ha pasado. El beneplácito de Dios según Él, es diferente del que nos interesa que sea. Si el cielo no se confunde, tampoco el que obedece a su voluntad. El bien que dejamos por amor a Dios, podrá o no hacerse. Una cosa es clara, yo no lo debo hacer. No está el misterio en la grandeza de lo que se hace, sino en hacer el bien. Y lo que el Señor reclama es el acto bueno, no el buen término del acto. El Bautista, desde la cárcel, glorificó tanto a Dios como desde el Jordán. Ir más allá del querer divino es no obrar según él, distraerse de Dios, hacer la voluntad propia. En Dios es riqueza consumir a su antojo servidores e inutilizar apóstoles capaces de resolver el mundo. Es hermoso saber no hacer si Él así lo manda. Lecturas:
Is 40, 1-5. 9-11 2 Pd 3, 8-14 Mc 1, 1-8 Los comentarios están cerrados.
|
TodosMateo1, 18-24 1, 29-39 3, 1-12 3, 13-17 4, 1-11 4, 12-23 5, 1-12a 5, 13-16 5, 38-48 9, 36—10, 8 10, 26-33 11, 2-11 11, 25-30 13, 1-23 13, 24-43 13, 44-52 14, 22-33 15, 21-28 17, 1-9 17, 1-9 18, 15-20 18, 21-35 21, 33-43 22, 1-14 22, 15-21 24, 37-44 25, 1-13 Mt 25, 14-15. 19-21 25, 31-46 27, 11-54 28, 16-20 Marcos
Lucas1,1-4; 4,14-21
1, 26-38 1, 39-56 2, 13-21 2, 16-21 3, 1-6 3, 15-16. 21-22 4, 1-13 4, 21-30 5, 1-11 6, 17. 20-26 6, 27-38 6, 39-45 9, 11b-17 10, 38-42 10, 25-37 11, 1-13 12, 13-21 12, 32-48 12, 49-53 13, 22-30 14, 25-33 15, 1-10 16, 10-13 16-19-31 17, 5-10 17, 11-19 18, 1-8 18, 9-14 19, 1-10 20, 27-38 21, 25-28.34-36 24, 35-48 24, 46-53 Juan
Archivos
Marzo 2024
|