"Christ asleep in his boat" | Jules Joseph Meynier EVANGELIO
Aquel día, al atardecer, dijo Jesús a sus discípulos: «Vamos a la otra orilla». Dejando a la gente, se lo llevaron en barca, como estaba; otras barcas lo acompañaban. Se levantó una fuerte tempestad y las olas rompían contra la barca hasta casi llenarla de agua. Él estaba en la popa, dormido sobre su cabezal. Lo despertaron, diciéndole: «Maestro, ¿no te importa que perezcamos?». Se puso en pie, increpó al viento y dijo al mar: «¡Silencio, enmudece!». El viento cesó y vino una gran calma. Él les dijo: «¿Por qué tenéis miedo? ¿Aún no tenéis fe?». Se llenaron de miedo y se decían unos a otros: «¿Pero quién es este? ¡Hasta el viento y el mar le obedecen!».San Marcos 4, 35-41 COMENTARIO
El Evangelio de este Domingo nos describe un escenario lleno de dramatismo. Al atardecer, después de una jornada de intenso trabajo, Jesús sube a una barca y les dice a los apóstoles que vayan a la otra orilla. Agotado por el cansancio, se duerme en popa. Mientras tanto se levanta una gran tempestad que embiste con fuerza a la barca. Asustados, los apóstoles, despiertan a Jesús, gritándole: «Maestro, ¿no te importa que perezcamos?». Tras levantarse, Jesús ordena al mar que se calme: «¡Calla, enmudece». El viento se calmó y sobrevino una gran bonanza. Después, les dijo: «¿Por qué estáis con tanto miedo? ¿Cómo no tenéis fe?». El miedo de los amigos de Jesús no es solamente el miedo de los primeros discípulos. Es el miedo de todos los cristianos, que a lo largo de la historia, tememos que vaya a hundirse la embarcación en la que nos hemos reunido en torno a Jesús; es el miedo tuyo y mío que tantas veces nos hace murmurar y sospechar ante el aparente silencio de Dios, que nos hace desconfiar y quejarnos continuamente de no sentir junto a nosotros su ayuda ante cualquier desgracia o dificultad que llega a nuestra vida: “¿Por qué Dios me envía esta enfermedad?, “¿por qué Dios permite esta muerte?, “¿por qué Dios no actúa ante esta injusticia?” «¿Por qué tenéis tanto miedo? ¿Aún no tenéis fe?» La travesía del mar de Galilea indica la travesía de la vida. El mar es mi comunidad, es mi familia, es mi corazón mismo. Pequeños mares, en los que se pueden desencadenar, como bien sabemos, tempestades grandes e imprevistas. ¿Quién no ha conocido algunas de estas tempestades, cuando parece que de pronto todo se oscurece y la barquita de nuestra vida comienza a hacer aguas por todas las partes, mientras Dios parece que está ausente o duerme en el silencio? ¿Qué siente sino mi corazón ante un diagnóstico alarmante del médico ó ante la noticia de un momento difícil que atraviesa un familiar o un amigo al que quiero? No sentimos ya como van apareciendo las nubes y las borrascas sobre nuestra vida. Una mala noticia, la pérdida del trabajo, una amistad que nos ha decepcionado,.. y ya nos encontramos sumergidas en plena tempestad. ¿Qué hacer? ¿A qué podemos agarrarnos y hacia qué lado podemos tirar el ancla? Jesús no nos da la receta mágica para escapar de todas las tempestades. No nos ha prometido que evitaremos todas las dificultades; lo que sí nos ha prometido, sin embargo, es la fuerza para superarlas, si se lo pedimos y estamos con Él y en Él. La confianza en Dios: este es el mensaje que me invita a vivir el Señor en el Evangelio de este domingo. En aquel día, lo que les salvó a los discípulos del naufragio fue el hecho de llevar a Jesús en la barca, antes de comenzar la travesía. Esta es también para nosotras la mejor garantía contra las tempestades de la vida. Llevar con nosotras a Jesús. ¿Y cómo hacerlo? Cuidando nuestra vida de fe, custodiando nuestro corazón por medio de la oración, de los sacramentos, acercándonos a las hermanas que más sufren para darles una palabra de Vida y compartiendo nuestras preocupaciones y alegrías personales y comunitarias para que así las hagamos propias entre todas, ya que estamos llamadas a ser un solo cuerpo en Él. Dios nos pide una fe en continua purificación, una fe que vaya profundizando en el misterio de Cristo, una fe que vaya perdiendo poco a poco las pretensiones de imponer a Dios mi voluntad, mi exigencia, para descubrir y aceptar cada vez más su voluntad sobre mí, sobre cada una de nosotras. Si recordáis, la Carta a los Hebreos dice que “Cristo, en los días de su vida mortal, a gritos y con lágrimas, presentó oraciones y súplicas, al que podía salvarlo de la muerte, cuando en su angustia fue escuchado». Cristo pidió a su Padre con gritos y con lágrimas que lo librara de la muerte y dice el texto que fue escuchado, es decir, que lo libró de la muerte. Si Jesús murió en la cruz ¿cómo es que Dios lo libró? Efectivamente lo libró, pero no evitándole la muerte sino haciéndole pasar a través de ella como vencedor. Jesús a través de la muerte encontró en ella y por ella la resurrección definitiva. Así nos sucederá también a nosotras en muchas ocasiones. A pesar de haber pedido a Dios con todas las fuerzas de nuestro corazón, que nos libre de una tempestad, de una desgracia, Dios nos librará haciéndonos pasar a través de ella. Se trata de tener fe no sólo cuando Dios vela, cuando Dios me ayuda. Tengo que fiarme también de un Dios que duerme, es decir, de un Dios que parece que no hace caso de mis oraciones, de mis gritos de socorro. Dios nos cuida siempre, le importa nuestra vida. Recordémonos también esto entre nosotras, cuando sintamos la tentación de quejarnos en medio de las tribulaciones de nuestra vida. Los comentarios están cerrados.
|
TodosMateo1, 18-24 1, 29-39 3, 1-12 3, 13-17 4, 1-11 4, 12-23 5, 1-12a 5, 13-16 5, 38-48 9, 36—10, 8 10, 26-33 11, 2-11 11, 25-30 13, 1-23 13, 24-43 13, 44-52 14, 22-33 15, 21-28 17, 1-9 17, 1-9 18, 15-20 18, 21-35 21, 33-43 22, 1-14 22, 15-21 24, 37-44 25, 1-13 Mt 25, 14-15. 19-21 25, 31-46 27, 11-54 28, 16-20 Marcos
Lucas1,1-4; 4,14-21
1, 26-38 1, 39-56 2, 13-21 2, 16-21 3, 1-6 3, 15-16. 21-22 4, 1-13 4, 21-30 5, 1-11 6, 17. 20-26 6, 27-38 6, 39-45 9, 11b-17 10, 38-42 10, 25-37 11, 1-13 12, 13-21 12, 32-48 12, 49-53 13, 22-30 14, 25-33 15, 1-10 16, 10-13 16-19-31 17, 5-10 17, 11-19 18, 1-8 18, 9-14 19, 1-10 20, 27-38 21, 25-28.34-36 24, 35-48 24, 46-53 Juan
Archivos
Marzo 2024
|