evangelio
En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos se dirigieron a las aldeas de Cesarea de Filipo; por el camino, preguntó a sus discípulos: «¿Quién dice la gente que soy yo?» Ellos le contestaron: «Unos, Juan Bautista; otros, Elías; y otros, uno de los profetas». Él les preguntó: «Y vosotros, ¿quién decís que soy?» Pedro le contestó: «Tú eres el Mesías». Y les conminó a que no hablaran a nadie acerca de esto. Y empezó a instruirlos: «El Hijo del hombre tiene que padecer mucho, ser reprobado por los ancianos, sumos sacerdotes y escribas, ser ejecutado y resucitar a los tres días». Se lo explicaba con toda claridad. Entonces Pedro se lo llevó aparte y se puso a increparlo. Pero él se volvió y, mirando a los discípulos, increpó a Pedro: «¡Ponte detrás de mí, Satanás! ¡Tú piensas como los hombres, no como Dios!». Y llamando a la gente y a sus discípulos, y les dijo: «Si alguno quiere venir en pos de mí, que se niegue a sí mismo, tome su cruz y me siga. Porque,quien quiera salvar su vida, la perderá; pero el que pierda su vida por mí y por el Evangelio la salvará. Pues ¿de que le sirve a un hombre ganar el mundo entero y perder su alma?». COMENTARIO
(v.27) Después Jesús y sus discípulos se dirigieron a las aldeas de Cesarea de Filipo Cesárea de Filipo, en los límites de Israel. La pregunta que formula será pregunta hecha para todas las naciones y contestará el nuevo sumo sacerdote, Pedro, primera piedra del nuevo templo de la Iglesia. En el centro del Evangelio de Marcos, justo en el centro, Pedro desvela el secreto Mesiánico y Jesús le pide silencio. ...por el camino preguntó a sus discípulos: «¿Quién dice la gente que soy yo?». Aquellos que le han oído y han visto sus obras, creen al menos que es un hombre que viene de parte de Dios. ¿Por qué empezamos a seguirle nosotras? ¿Qué nos dijeron otros?, ¿qué vimos en Él…? (V. 29) Él les preguntó: «Y vosotros, ¿quién decís que soy?» Pedro le contestó: «Tú eres el Mesías». La pregunta es para toooodo aquel que vive con Él y una pregunta que se formula “a lo laaargo del camino” porque es durante el camino cuando la imagen de Dios va cambiando para nosotros. Unas son nuestras expectativas, que nos ponen a veces delante del maestro, y otra la realidad del seguimiento que nos “manda “ ir detrás. Pedro ha acertado la respuesta…y en seguida Jesús comienza la instrucción, la clase de teología. (V. 31) ... «El Hijo del hombre tiene que padecer mucho, ser reprobado por los ancianos, sumos sacerdotes y escribas, ser ejecutado y resucitar a los tres días». ¿Pero que nos estás contando, Jesús? Ahora que has hecho milagros asombrosos, paraste la tempestad…has multiplicado el pan y alimentado a miles… ¡Ahora que te quieren hacer rey!…¿Por qué haces este planteamiento disparatado? ¿Ahora que sabemos que eres el mesías? Ahora toca triunfar, maestro. Es el momento. Tiene Pedro de fondo otro lamento ¿Cómo voy a seguirte así maestro?…Si yo iba a ser tu primer ministro…¿Cómo nos dices esto? ¿Cómo nos pegas este susto? Pero él se volvió y, mirando a los discípulos, increpó a Pedro: «¡Ponte detrás de mí, Satanás! ¡Tú piensas como los hombres, no como Dios!». La imagen de Dios que debe romperse. El Dios del triunfo que me dará el triunfo a mi manera, donde nunca nos pasará nada. "A los demás le va mal porque no están con Él...a nosotros no." Este pensamiento hueco y mundano. La experiencia de sufrimiento nos escandaliza. Confundimos cualquier penuria con un castigo divido…queremos pasar la página rápidamente, mirar solo selfies de sonrisa estudiada… Pero Dios creó un mundo que habla de Él, de su estilo, que se desarrolla donándose, gastándose por otro, siendo alimento para otro,…y que todo lo que no consigue darse y dar vida se frustra y pudre en sí mismo. Dios encarnado también se hizo alimento, depositado al nacer en un "comedero" el pesebre, y en un altar: tomad y comed…y comiendo seamos capaces de ser pan, de ser también donación para otros. No nos engaña en el seguimiento. Nos quiere libres en la respuesta. (V. 34) Y llamando a la gente y a sus discípulos les dijo: «Si alguno quiere venir en pos de mí, que se niegue a sí mismo, tome su cruz y me siga. No puede hacerse esto sin el motor primero, el Amor. Caminar con la cruz tras Él, sólo puede hacerse por Amor, este mismo Amor que nos salió al paso en la vida diciendo: “sígueme”…y que nos hace amar todo lo que él ha amado. Amar la incomprensión que rodea a Cristo, el rechazo de los jefes y sacerdotes, amar no tener nada propio… amar su misión, querer vendar los corazones destrozados, también amar su soledad inmensa en la Cruz… Sólo conociendo poco a poco a Cristo es posible seguir el camino de la Cruz. Este camino que lleva a la vida lejos del triunfo humano. Se puede estar en pie en el sufrimiento. Se puede experimentar mucho más la Vida en este desgaste y encontrar la Verdad. Concédenos, Señor, seguirte detrás, encajar nuestros pasos en los tuyos, firmes. Las huellas que pasan por la vida de los pobres, de los que gritan a Cristo su sufrimiento. Sentarnos junto al que "parece" un desdichado y que nos arrastrará al fracaso... Amar la hora que nunca brilla, porque tú eres y estás. Porque,quien quiera salvar su vida, la perderá; pero el que pierda su vida por mí y por el Evangelio la salvará. Hoy Jesús dice: ¿quieres seguirme de verdad? Pues camina detrás, toma tu cruz, la incomprensión, el deseo de amar que nunca alcanzas, el deseo de comunión que no se completa en esta tierra, la crítica de los jefes y escribas, el rechazo…¡cuántos así en la iglesia! La contradicción…caminar hasta el calvario y descansar solo en la Cruz. No olvidar nunca que quien lanza la pregunta es el Mesías, para nosotros este es “Jesús "el Resucitado “ (cosa que aun no había visto Pedro ni los discípulos) No le seguimos pues a la muerte sino a la VIDA. Invitados a entrar en el reino que no es de este mundo. A lo largo del camino...porque él es el Camino y también la meta y el origen, estuvo en la llamada y estará hasta el fin del mundo. Esta esperanza es la que nos hace caminar. Es un hecho que la potestad para condenar al mesías solo lo tienen los jefes. Es un hecho. Los jefes de este mundo son los que os tiranizan. ¿Estás dispuesto a cargar con el oprobio de Cristo? He escuchado en mi vida esta pregunta de tarde en tarde…Y esto que me entristece humanamente, también me alegra al decir “¡Sí!, por amor a ti, sí ”. El sí “por Cristo” cambia absolutamente. Sufrir por mí misma me hunde, sufrir por amor a Cristo llena de sentido el sinsentido del abandono, la soledad, se acaban las debilidades y es ahí donde soy fuerte, en Él. (V. 35) Pues ¿de qué le sirve a un hombre ganar el mundo entero y perder su alma?». Cada mañana nos "persignamos", hacemos la señal de la Cruz...y bajo este sigo comienza la aventura siempre nueva de querer amar, de seguir detrás a Cristo y Vivir con ÉL... o perdernos siguiendo los caminos de "este" mundo. "Y tú...¿quién dices que soy yo?" Los comentarios están cerrados.
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TodosMateo1, 18-24 1, 29-39 3, 1-12 3, 13-17 4, 1-11 4, 12-23 5, 1-12a 5, 13-16 5, 38-48 9, 36—10, 8 10, 26-33 11, 2-11 11, 25-30 13, 1-23 13, 24-43 13, 44-52 14, 22-33 15, 21-28 17, 1-9 17, 1-9 18, 15-20 18, 21-35 21, 33-43 22, 1-14 22, 15-21 24, 37-44 25, 1-13 Mt 25, 14-15. 19-21 25, 31-46 27, 11-54 28, 16-20 Marcos
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1, 26-38 1, 39-56 2, 13-21 2, 16-21 3, 1-6 3, 15-16. 21-22 4, 1-13 4, 21-30 5, 1-11 6, 17. 20-26 6, 27-38 6, 39-45 9, 11b-17 10, 38-42 10, 25-37 11, 1-13 12, 13-21 12, 32-48 12, 49-53 13, 22-30 14, 25-33 15, 1-10 16, 10-13 16-19-31 17, 5-10 17, 11-19 18, 1-8 18, 9-14 19, 1-10 20, 27-38 21, 25-28.34-36 24, 35-48 24, 46-53 Juan
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