El evangelio de este domingo nos presenta una parábola sobre el reino de Dios, en la que, más que una comparación, hay una identificación. Se describe una clara imagen de Jesucristo, como el propietario de la viña. Jesús está hablando de quién es él a sus discípulos. Se dirige a sus íntimos, a los que él ha llamado a su seguimiento, y les revela su identidad, la identidad del reino en términos de trabajo, de justo salario y de contrato. Todo sucede en un día, al amanecer, al mediodía, en la tarde, al anochecer. Les habla de un encuentro personal con cada uno. Da a entender que aquel de quien habla es un propietario justo, digno de confianza, que ofrece un puesto a quien lo necesita, que sale a buscar a sus trabajadores, que no le importa el momento en que se incorporan a la viña, que a todos ofrece el salario convenido, el precio que ya ha pagado por cada uno. Este es un propietario para el que no existe el tiempo, porque para él, “un día es un ayer que pasó, una vela nocturna”, ni el espacio, ya que no se cansa de salir a buscar más trabajadores para su viña, sin importarle cuántos, acoge a todos sin excluir a nadie en su intimidad, y todos tienen cabida en su viña, que parece no tener límites. ¿Serán los discípulos tan astutos como para entender que les habla del cielo mismo, donde los últimos serán los primeros, donde los valores de la tierra son muy diferentes, a veces, los contrarios? ¿Podrán comprender algo que no era nuevo para ellos, que ya habían oído a Jesús en otra ocasión: “quien me ve a mí, ve al Padre”? ¿Le reconocerán en el propietario bueno y misericordioso, que no se limita a hacer la “justicia de los números o estadísticas” esperada por todos, especialmente los que miran con criterios humanos la realidad del reino de Dios? ¿Qué enseñanza ofrece Jesús a nosotros, sus discípulos, a través de esta parábola? Jesús les habla de sí como Señor del universo, de todo lo creado, del camino para alcanzar la plena realización en la tierra y la completa felicidad en el cielo. El contrato significa la llamada intransferible y peculiar que cada uno tiene como sello en la vida, que se nos regala como don y como misión, a través de un encuentro personal con Él. La justicia de Dios, que no es la nuestra, que tiene la última palabra, revelará al final de los tiempos, en ese encuentro cara a cara, la verdad de esta respuesta personal que nadie puede dar por otro. Este propietario es el Viñador de todos los tiempos, Señor de la historia y dueño de la vida. Desde el amanecer de esta peregrinación, sale al encuentro de todo ser humano, para darle una misión: “trabajar en la parcela” que se le entrega con la misma vida. Viene a la tierra en cada momento y nunca deja de buscar e invitar a esta aventura de trabajar en su viña, que es reconocer el don recibido y hacerlo fructificar con las capacidades que le han sido regaladas. No le importa cuándo su invitación sea aceptada, ni la respuesta que se le dé. Hay lugar para todos en la viña. Al oscurecer, al declinar el día, al llegar la hora final para cada uno, se les va a dar el fruto de la viña, el encuentro definitivo con el Padre, que es para todos igual. Es un encuentro personal que no se puede reclamar, ni exigir según las mismas medidas humanas que se usaron en la tierra. Es un salario personal e intransferible. Nadie puede responder por otro, ni juzgar lo que hizo o dejó de hacer. Será el momento de encontrarnos cara a cara con la misericordia de Dios, que es infinitamente más grande que nuestros juicios. Se nos mostrará la libertad de Dios ante cada uno, se nos revelará su amor y no habrá queja, ni comparación, ni injusticia. Todo será recibir el salario acordado al amanecer, al mediodía, al atardecer o al final de nuestra jornada. No habrá lugar para la envidia. Al final, solo un denario bastará. El propietario no es injusto, no nos engaña. Su promesa es firme para todos desde el principio. Su Palabra es verdadera. Hoy se nos propone descubrir esta parcela y trabajar sin demora, con el gozo de saber el salario que nos espera. Lecturas
Is 55, 6-9 Fil 1, 20-24. 27 Mt 20, 1-16 Los comentarios están cerrados.
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TodosMateo1, 18-24 1, 29-39 3, 1-12 3, 13-17 4, 1-11 4, 12-23 5, 1-12a 5, 13-16 5, 38-48 9, 36—10, 8 10, 26-33 11, 2-11 11, 25-30 13, 1-23 13, 24-43 13, 44-52 14, 22-33 15, 21-28 17, 1-9 17, 1-9 18, 15-20 18, 21-35 21, 33-43 22, 1-14 22, 15-21 24, 37-44 25, 1-13 Mt 25, 14-15. 19-21 25, 31-46 27, 11-54 28, 16-20 Marcos
Lucas1,1-4; 4,14-21
1, 26-38 1, 39-56 2, 13-21 2, 16-21 3, 1-6 3, 15-16. 21-22 4, 1-13 4, 21-30 5, 1-11 6, 17. 20-26 6, 27-38 6, 39-45 9, 11b-17 10, 38-42 10, 25-37 11, 1-13 12, 13-21 12, 32-48 12, 49-53 13, 22-30 14, 25-33 15, 1-10 16, 10-13 16-19-31 17, 5-10 17, 11-19 18, 1-8 18, 9-14 19, 1-10 20, 27-38 21, 25-28.34-36 24, 35-48 24, 46-53 Juan
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Marzo 2024
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