Para mí, hermanas, la respuesta que nos invita a dar el evangelio de este domingo me parece resumida en la primera lectura del Eclesiástico: “Ante los hombres está la vida y la muerte, y a cada uno se le dará lo que prefiera”.
El pasaje que nos presenta Mateo está encuadrado en el Discurso evangélico de Jesús. Este discurso comienza con la predicación de las bienaventuranzas añadiendo seguidamente la apelación a ser luz y sal en el mundo. El paso de la Sagrada Escritura nos habla de diez consejos para ser “bienaventurados” que a mi parecer coinciden en número con los Mandamientos de la Ley dados a Moisés. Todo lo que se recoge en el Decálogo es totalmente avalado y alabado por Jesús sólo que añadiendo y reafirmando, además, con absoluta autoridad que con Él la justicia va más allá de la propia Ley, más allá de la norma porque el único modo de que alcance su plenitud es viviéndola desde el amor entregado hasta el límite. Las bienaventuranzas abren un nuevo horizonte, redescubren la grandeza que se nos dio en el Monte Sinaí a través de la persona de Moisés... Por ello, nada puede quedar eliminado sino que el Decálogo alcanza su culmen cuando es impulsado por la novedosa fuerza de la misericordia y del Mandamiento del amor que nos enseña Jesús. El mandato se transforma en la Buena Nueva que Dios nos explica a través de su Hijo hecho carne para salvarnos. La Palabra es actual, viva y eficaz y hoy somos invitados a escucharla. Escuchar desde un nuevo monte Su Voz. Sentarnos a sus pies con el corazón abierto y los oídos atentos haciendo eco de su mensaje. Dejar que resuene hasta alcanzar lo más hondo de nuestro corazón y escoger libremente la preciosa senda que Él nos pone delante. Una vía ciertamente costosa pero que promete no sólo avistar la Tierra Prometida, sino que además nos conduce hasta la puerta del Paraíso donde se halla el verdadero y único Árbol que da Vida. Sólo el amor es la llave que puede abrir esta puerta. En este nuevo caminar el amor al prójimo alcanza su más alta cima. Ya no consiste en “no matar físicamente” sino en acompañar, perdonar, reconocer la dignidad del hermano hasta sus últimas consecuencias. Por tanto nunca bastará no odiar, sino que se nos pide amar hasta el extremo. Podemos matar con nuestras indiferencias, silencios, egoísmos, injusticias, rencores... Esta nueva ley aparece inscrita en nuestros corazones, es luz que ilumina lo que hemos de vivir dentro, en lo más íntimo de nuestra conciencia. El amor se transparenta con obras externas que pueden acreditarlo pero la auténtica integridad del corazón se juega en el interior. Sin duda, Jesús removió la conciencia de sus coetáneos. Algunos reconocieron su sabiduría y autoridad. Otros reaccionaron con falta de aceptación, aversión y antipatía. Hoy, su Palabra sigue invitándonos a descubrir dónde se encuentra la verdadera alegría y nos interroga desde el abismo de su Amor: “¿Hay alguien que ame la vida y desee días de prosperidad?” Los comentarios están cerrados.
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TodosMateo1, 18-24 1, 29-39 3, 1-12 3, 13-17 4, 1-11 4, 12-23 5, 1-12a 5, 13-16 5, 38-48 9, 36—10, 8 10, 26-33 11, 2-11 11, 25-30 13, 1-23 13, 24-43 13, 44-52 14, 22-33 15, 21-28 17, 1-9 17, 1-9 18, 15-20 18, 21-35 21, 33-43 22, 1-14 22, 15-21 24, 37-44 25, 1-13 Mt 25, 14-15. 19-21 25, 31-46 27, 11-54 28, 16-20 Marcos
Lucas1,1-4; 4,14-21
1, 26-38 1, 39-56 2, 13-21 2, 16-21 3, 1-6 3, 15-16. 21-22 4, 1-13 4, 21-30 5, 1-11 6, 17. 20-26 6, 27-38 6, 39-45 9, 11b-17 10, 38-42 10, 25-37 11, 1-13 12, 13-21 12, 32-48 12, 49-53 13, 22-30 14, 25-33 15, 1-10 16, 10-13 16-19-31 17, 5-10 17, 11-19 18, 1-8 18, 9-14 19, 1-10 20, 27-38 21, 25-28.34-36 24, 35-48 24, 46-53 Juan
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Marzo 2024
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