En la primera lectura, el profeta Jeremías recibe este reconocimiento antes del envío. Antes que nada, es declarado hijo. “Te he constituido” “Te he consagrado” (Jr 1,5). Se declara una pertenencia exclusiva a Dios de la persona que será don para todas las naciones y pueblos. ¿Será Jesús un profeta como él? ¿Como los profetas que no han sido acogidos por los suyos?
Como Isaías, que fue acallado: “Evitad visiones verdaderas, decidnos cosas halagüeñas, profetizad ilusiones, apartaos del camino, desviaos de la senda, quitad de vuestra vista el Santo de Israel” (Is 30,10-11). Jeremías, que no fue atendido: “¿A quién me voy a dirigir, a quién conjurar y que me escuchen? Tienen el oído incircunciso, son incapaces de comprender; se mofan de la palabra del Señor porque ya no les agrada” (Jr 6,10). Amós, que fue desterrado: “Vidente: vete, huye al territorio de Judá. Allí podrás ganarte el pan y allí profetizarás” (Am 7, 12). Jesús es más que un profeta. No se limita a llevar a cumplimiento las expectativas de Isaías, es más de lo que se podía esperar. Es un Salvador potente que cumple las Escrituras, pero es mucho más. Va más allá de los estereotipos y de la mentalidad difusa. Es el Mesías potente, el Esperado. Pero no se le puede comparar con un benefactor de la comunidad. Por eso Lucas cambia el orden de narrar el comienzo de la actividad pública de Jesús, respecto a Marcos y Mateo. Narra las curaciones acaecidas en Cafarnaúm después de este episodio. Da primacía a la enseñanza frente a las curaciones. La autoridad de Jesús no viene de sus poderes. Solo si entendemos quién es, comprenderemos que tenga poder hasta para expulsar demonios y perdonar los pecados. Si le reconocemos como Hijo de Dios, comprendemos que sus gestos de curar a los enfermos son signos, no de su poder, sino del Amor de Dios que viene a revelar. Es testigo del modo más perfecto de profetizar: el de la caridad – que nos describe la segunda lectura. Meditemos sus palabras, sus gestos que hoy se cumplen en nosotros si Él nos habita. Lo dice Él mismo y habla con autoridad. Habla y actúa hoy entre nosotros, nos envía para ser signo de su amor en el mundo. Nos envía a todos los pueblos de la tierra. ¿Os dais cuenta de que después de la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos vuelve a poner ante nuestros ojos a Siria y a Sidón? Para que no nos olvidemos… Los comentarios están cerrados.
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TodosMateo1, 18-24 1, 29-39 3, 1-12 3, 13-17 4, 1-11 4, 12-23 5, 1-12a 5, 13-16 5, 38-48 9, 36—10, 8 10, 26-33 11, 2-11 11, 25-30 13, 1-23 13, 24-43 13, 44-52 14, 22-33 15, 21-28 17, 1-9 17, 1-9 18, 15-20 18, 21-35 21, 33-43 22, 1-14 22, 15-21 24, 37-44 25, 1-13 Mt 25, 14-15. 19-21 25, 31-46 27, 11-54 28, 16-20 Marcos
Lucas1,1-4; 4,14-21
1, 26-38 1, 39-56 2, 13-21 2, 16-21 3, 1-6 3, 15-16. 21-22 4, 1-13 4, 21-30 5, 1-11 6, 17. 20-26 6, 27-38 6, 39-45 9, 11b-17 10, 38-42 10, 25-37 11, 1-13 12, 13-21 12, 32-48 12, 49-53 13, 22-30 14, 25-33 15, 1-10 16, 10-13 16-19-31 17, 5-10 17, 11-19 18, 1-8 18, 9-14 19, 1-10 20, 27-38 21, 25-28.34-36 24, 35-48 24, 46-53 Juan
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