En este año litúrgico en el que leemos las lecturas propias del ciclo C se nos ofrece una alternativa a la primera y segunda lectura en esta fiesta del Bautismo del Señor. En la comunidad vamos a elegir esta alternativa porque tanto el capítulo 40 del profeta Isaías como la carta de san Pablo a Tito nos llegan como bálsamo que nos trae al corazón la memoria de algunas de las gracias especiales vividas en este tiempo de Navidad. Es como si el Señor quisiera que nos grabáramos y selláramos en el interior estas palabras que nos dice a cada una, como un susurro y como un grito de esperanza, palabras que hemos rezado y muchas veces cantado con emoción y estremecidas estas últimas semanas desde el Adviento: “Consolad, consolad a mi pueblo, hablad al corazón de Jerusalén y gritadle: terminó tu miedo y tu angustia” (Is 40,1-2)
El miedo, la angustia, la guerra, el combate han terminado porque la bondad de Dios, su Amor al hombre se han manifestado (Tim 3,4). Están en medio de nosotras, el Padre las ha derramado copiosamente, generosamente. Ha aparecido la dicha que esperábamos: Jesucristo. Él está. Él nos dice: “Yo soy, no temáis”. Hoy le contemplamos en pie, ante nosotras. Los cielos se han abierto, ha llovido la Salvación hasta lo más profundo de la tierra. Lo más alto se ha inclinado hacia lo más profundo. El Hijo de Dios está en las aguas del Jordán, el punto más profundo de la tierra. Dios y el hombre se han abrazado. Este abrazo está bellísimamente descrito en el texto de Lucas que hoy leemos del bautismo. Las manos tendidas del hombre que anhela y espera la gracia del encuentro con un tú definitivo que colme su deseo de plenitud, de dicha, de gracia, de verdad, de perdón está concentrado para mí en la expresión del evangelista: “El pueblo estaba en expectación”. Estar expectante es vivir en vela, a la espera, en vigía. San Gregorio de Nisa hace de esta actitud, la epektasis, la clave de la vida humana y, por ello, de la vida cristiana: estar en búsqueda constante, es el constante movimiento de progreso, de avance, de camino, perpetuo y permanente, de encuentro que abre a una nueva espera que caracteriza la posición del hombre ante Dios. Hay en el ser humano siempre un deseo de más ante Dios: “Déjame ver tu Rostro”. El pueblo estaba a la espera, anhelante, en pie, aguardando la llegada del Salvador. Esta dimensión antropológica de la espera y el deseo de plenitud es universal, nos hermana con todos los hombres y mujeres de la tierra que reconocen dentro una exigencia de totalidad, de salvación. Vivimos a la espera de la dichosa esperanza, el advenimiento de Jesucristo, nuestro Señor. El pueblo, el mundo, tú y yo estamos expectantes esta tarde, cada día. Le esperamos. Le anhelamos. Todo en nosotros está hecho para Él. A estas manos tendidas del hombre responden las manos tendidas de Dios que sale a nuestro encuentro, que sale de sí mismo para abrazarnos. El bautismo del Señor celebra el Dios que se vacía de Sí para poder llenarse de nosotros, se vacía de su divinidad para abrazar la humanidad. Se abren los cielos y Dios desciende, se hunde en el tiempo, en la fugacidad de nuestra historia y existencia para encontrarse conmigo, para poder abrazarme. Dios, que es Misterio inabarcable, se limita, se mete en la fila de los pecadores, de los pequeños para poder ser tocado, contemplado, escuchado por mí y se da, se nos entrega, nos revela su ser, se deja encontrar cara a cara. La voz del Padre revela quién es el Hijo, nos dice su intimidad, su verdad: “Tú eres mi Hijo, el amado, el predilecto”. Nos abraza en Cristo y nos dice también a nosotros quiénes somos, nuestra identidad más profunda, pronuncia nuestro nombre y dice: “Tú eres mi Hija amada” “Tú eres mi hijo amado”. La espera de la humanidad encuentra aquí una respuesta, una casa, un Padre. Los comentarios están cerrados.
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TodosMateo1, 18-24 1, 29-39 3, 1-12 3, 13-17 4, 1-11 4, 12-23 5, 1-12a 5, 13-16 5, 38-48 9, 36—10, 8 10, 26-33 11, 2-11 11, 25-30 13, 1-23 13, 24-43 13, 44-52 14, 22-33 15, 21-28 17, 1-9 17, 1-9 18, 15-20 18, 21-35 21, 33-43 22, 1-14 22, 15-21 24, 37-44 25, 1-13 Mt 25, 14-15. 19-21 25, 31-46 27, 11-54 28, 16-20 Marcos
Lucas1,1-4; 4,14-21
1, 26-38 1, 39-56 2, 13-21 2, 16-21 3, 1-6 3, 15-16. 21-22 4, 1-13 4, 21-30 5, 1-11 6, 17. 20-26 6, 27-38 6, 39-45 9, 11b-17 10, 38-42 10, 25-37 11, 1-13 12, 13-21 12, 32-48 12, 49-53 13, 22-30 14, 25-33 15, 1-10 16, 10-13 16-19-31 17, 5-10 17, 11-19 18, 1-8 18, 9-14 19, 1-10 20, 27-38 21, 25-28.34-36 24, 35-48 24, 46-53 Juan
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Marzo 2024
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