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Oraciones Mambré en Madrid

10/3/2023

 
Queridos amigos, os queremos invitar a vivir junto a nosotras un espacio de oración.
Tendrán lugar el  miércoles
 15 de marzo en la parroquia Santa María del Pinar de Madrid a las 20:45 h. y el jueves 16 de marzo en la parroquia Nuestra Señora del Rosario de Madrid a las 20:15 h.
Muy unidos, os esperamos. Comunidad de la Conversión
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50 Encuentro JÁRIS. Bajo la primacía de la gracia

28/2/2023

 
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50 Encuentro JÁRIS

Consulta el programa, para saber temas y horarios del fin de semana
programa

Noticia agustiniana

28/2/2023

 
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San Agustín, celebraciones en Pavía

San Agustín, celebraciones en Pavía por el XIII centenario de la llegada de las reliquias.... (+)

              Las reliquias de San Agustín

Retiro de Interioridad del 17 al 19 de marzo en el Monasterio de la Conversión

23/2/2023

 
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Monasterio de la Conversión
"Mucha admiración me causa esto y me llena de estupor. Viajan los hombres por admirar las alturas de los montes, y las ingentes olas del mar, y las anchurosas corrientes de los ríos, y la inmensidad del océano, y el giro de los astros, y se olvidan de sí mismos" San Agustín, Confesiones X, VIII, 15.

La vía de la interioridad es uno de los ejes centrales de nuestro carisma agustino. Queremos compartir con vosotros el itinerario que san Agustín recorrió y trazó para ayudarnos a todos a entrar en el corazón, en la interioridad, en el centro interior donde se encuentra nuestra verdad más profunda: Dios, que nos habita. 
aMonasterio de la Conversión
Monasterio de la Conversión
Si te interesa, puedes participar de nuestro taller de interioridad en el fin de semana del 17 al 19 de marzo. Para venir, sólo tienes que escribir a:​hospederia@monasteriodelaconversion.com
¡Te esperamos!
Monasterio de la Conversión

Jornada de Oración y Ayuno por la PAZ

21/2/2023

 
El viernes 24 se cumple un año del inicio de la Guerra en Ucrania. Os invitamos a todos a tener una Jornada de oración y ayuno por la paz. Podéis venir al monasterio a vivirla o podéis hacerlo en casa, en el trabajo, donde os encontréis... lo importante es rezar unidos confiados en el poder de la oración que puede mover montañas, sanar heridas, abrir los corazones endurecidos al don de la paz. 
Compartimos con todos vosotros nuestro horario.
Unidos por la paz.
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Oraciones Mambré en Madrid

14/2/2023

 
QueridoS amigos, os queremos invitar a vivir junto a nosotras un espacio de oración.
Tendrán lugar el  miércoles
 15 de febrero en la parroquia Santa María del Pinar de Madrid a las 20:45 h. y el jueves 16 de febrero en la parroquia Nuestra Señora del Rosario de Madrid a las 20:15 h.
Muy unidos, os esperamos. Comunidad de la Conversión
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Jornada Mundial de la Juventud 2023 - LISBOA

3/2/2023

 
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​ ​¡Ya puedes inscribirte!


​Este verano participamos con la Diócesis de Ávila en la JMJ a Lisboa

Del 31 de Julio al 6 de Agosto
Jóvenes (16-35 años)
info@monasteriodelaconversion.com

¡Os esperamos a todos!
​¡Os espera Cristo!


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2 de febrero, Jornada de la Vida Consagrada

2/2/2023

 
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Hoy 2 de febrero, Fiesta de la Presentación del Señor, la Iglesia también celebra la XXVII Jornada Mundial de la Vida Consagrada, instituida por el Papa San Juan Pablo II en 1997.
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Que en este día la Luz del Mundo, Cristo Jesús, se levante sobre nuestros valles, montes y montañas, sobre el horizonte de los mares y los océanos, se deje ver en las ciudades, sobre las azoteas, las calles y la avenidas, a pesar de la polución, que entre en el espesor de las selvas y las cuevas escondidas... que ilumine el rostro de todo ser humano, ¡todo ser humano y toda la Creación!, hasta hacerle ver y contemplar la maravilla del Amor de Dios.

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XXVII Jornada de la vida consagrada

2/2/2023

 
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Monseñor Robert Prevost ha sido elegido Prefecto del Dicasterio para los Obispos

31/1/2023

 
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​El Papa Francisco ha aceptado este 30 de enero la renuncia del Cardenal Marc Oullet por razones de edad como Prefecto del Dicasterio para los Obispos y presidente de la Pontificia Comisión para América Latina y ha nombrado en su lugar a Mons. Robert Francis Prevost Martínez O.S.A, quien hasta ahora se desempeña como obispo de la Diócesis de Chiclayo, en Perú. El nuevo prefecto asumirá su nuevo cargo el próximo 12 de abril.
Por su labor pastoral, en las Diócesis encomendads y como P. Provincial y P. General de nuestra Orden, por la comprensión que desde el inicio tuvo de nuestra forma de vida y la compañía que ha sido en momentos dolorosos o de gran dificultad, nosotras queremos dar gracias a Dios y a la Sede Apostólica por haberle confiado tan importante ministerio. Nos alegra también por nuestra amada Orden de S. Agustín, viva en medio de la Iglesia y del mundo. Rezamos por él para que el Espíritu le proteja y él se deje llevar siempre por sus inspiraciones.

Octavario de Oración por la Unidad de los Cristianos: Unidad, bien y justicia

26/1/2023

 
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​Este miércoles, día 25 de enero, culminaba el Octavario de Oración por la Unidad de los Cristianos que cada año se celebra del 18 al 25 de enero en el hemisferio norte.
En nuestro monasterio hemos tenido la oportunidad de ahondar en este itinerario a través de distintas actividades formativas, litúrgicas y testimoniales que han enriquecido la celebración de esta semana cuyo principal fin es mantenernos en oración constante por la unidad de los cristianos, conociendo cada vez más las distintas confesiones cristianas para ser conscientes de lo que nos une, pero también, para caer en la cuenta de lo que nos separa, con el objetivo de poder caminar hacia la reconciliación que solo puede darse de la mano de Cristo y que cuenta con nuestra colaboración para que sea posible.

Este año, los materiales para la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos han sido realizados por el Consejo de Iglesias de Minnesota (Estados Unidos), después de la ejecución extrajudicial del joven afroamericano George Floyd el 25 de mayo de 2020. Por lo que esta vez, el problema del racismo ha sido el tema de fondo de todo lo vivido durante estos días.
 
El lema elegido en esta ocasión, “Haz el bien, busca la justicia” (Is 1, 17), nos ha acompañado en este itinerario en el que la compasión y la misericordia son las actitudes necesarias para poder dar culto a Dios desde la verdad, la paz y la justicia.
 
Tras una semana intensa al adentrarnos en esta realidad del ecumenismo, en la que la Eucaristía y la Liturgia han estado impregnadas por este sello de la unidad, este miércoles terminábamos con la celebración ecuménica en la que recibimos en nuestro Monasterio de la Conversión a los hermanos ortodoxos del monasterio de Cenicientos. 
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Madre Timotea y la hermana Irina vinieron acompañadas por el Padre Marius, con quienes pudimos compartir un encuentro previo a la celebración ecuménica en el que también estuvieron presentes el delegado diocesano de Ecumenismo, Emeterio Pato, y don Cecilio, párroco de Sotillo de la Adrada (Ávila).
 
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El Padre Marius compartía en este encuentro que la Liturgia nos une a todos los cristianos porque en ella todos nos dirigimos a Cristo y todos estamos ahí por Él. Asimismo, la Creación es un lugar de encuentro porque, siendo tan diversa, todo está integrado para el bien de todos. En este sentido, el Padre Marius decía que lo fundamental es cuidar el alma; si cuidamos el alma, el alma no puede destruir nada.
 
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En la celebración ecuménica también participaron algunos vecinos de Sotillo de la Adrada, que quisieron acompañarnos en este momento de oración por la unidad de los cristianos. Que este deseo de unidad siga acompañándonos en la oración durante todo el año.

El deseo de Dios de la unidad depende de cada uno

25/1/2023

 
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En el siguiente artículo, publicado en la revista OMNES, M. Carolina  hace una reflexión sobre el ecumenismo con motivo del Octavario que estamos celebrando por la Unidad de los cristianos.
LEER EN OMNES

Artículo
Hna. Carolina Blázquez OSA

 “El empeño por el restablecimiento de la unión corresponde a la Iglesia entera, afecta tanto a los fieles como a los pastores, a cada uno según su propio valor, ya en la vida cristiana diaria, ya en las investigaciones teológicas e históricas” (Unitatis Redintegratio 5).

Aunque de esta afirmación clara y rotunda del Concilio Vaticano II, concretamente del Decreto sobre el ecumenismo, nos distancian cerca de 60 años, podemos afirmar que esta llamada a promover la unidad entre los cristianos, es aún una tarea pendiente.

En la forma concreta y práctica de vivir y entender la experiencia de fe de los cristianos “de a pie” no se percibe un interés, una búsqueda o una preocupación comprometida y fuerte por la unidad —no solo con las otras confesiones cristianas sino, incluso, dentro de las propias comunidades de pertenencia—.

De hecho, la vocación ecuménica —cuando se entiende y se sabe lo que es y no se la mira con recelo o sospecha de cierto relativismo fruto y moda de esta sociedad postmoderna plural — se concibe generalmente como “cosa” de algunos cristianos concretos que, por circunstancias muy específicas, se han comprometido con esta causa.
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Pero, la realidad es que, el designio eterno de Dios Trinidad se nos ha revelado como un proyecto de comunión de los hombres entre sí y con Dios y esta es la razón última de la creación, de la historia de la salvación, de la encarnación y de la muerte y resurrección de Cristo: recibir y acoger, gracias al don del Espíritu, la unidad de todos los pueblos en Cristo por el Espíritu hacia el Padre que como gracia pascual ha sido derramada sobre nosotros: “Ahora, en Cristo Jesús, vosotros, los que en otro tiempo estabais lejos, habéis llegado a estar cerca por la sangre de Cristo. Porque él es nuestra paz: el que de los dos pueblos hizo uno, derribando el muro que los separaba, la enemistad” (Ef 2,13-14).

La comunión es lo que Dios nos ha dado como don en Cristo Jesús y lo que espera recibir de nosotros como respuesta. Por todo esto, los creyentes, cada uno desde su propia vocación y misión en la Iglesia, somos llamados a trabajar por la unidad.

Ecumenismo espiritual

Existen diversos modos de desplegar esta misión. En primer lugar, está el ecumenismo espiritual por el que, a través de la oración, nos abrimos a recibir el don de Dios, cuyo signo y fruto es la unidad.

Cuando nos reunimos cristianos de diversas confesiones para orar juntos reconocemos y expresamos la unidad real que ya existe entre nosotros, puesto que, injertados en Cristo por el bautismo, podemos dirigirnos unidos al Padre para invocarle manifestando así nuestra común condición de hijos y hermanos.

Este ecumenismo espiritual va modelando en los creyentes un modo de estar en el mundo marcado por actitudes de reconciliación, de diálogo, de paz, de acogida, de escucha y de apertura al prójimo reconociendo su dignidad, el valor de sus convicciones —aunque diferentes de las propias—, su experiencia de fe y su testimonio.

Se va fraguando así un respeto y estima por el otro, gracias al conocimiento mutuo, que es el fundamento del ecumenismo de la amistad.

Ecumenismo del martirio

El Papa Francisco en diversas ocasiones ha hecho mención al ecumenismo del martirio. “Los mártires pertenecen a todas las Iglesias y su sufrimiento constituye un «ecumenismo de sangre» que trasciende las divisiones históricas entre los cristianos, llamándonos a todos a promover la unidad visible de los discípulos de Cristo”, (Declaración conjunta de Francisco y de Karekin II en San Etchmiadzin, República de Armenia, 26 de junio de 2016).

Hay muchos creyentes de diversas confesiones cristianas que han dado la vida por confesar la fe en Cristo. Aún perteneciendo a otras comunidades cristianas, nosotros reconocemos su condición de verdaderos mártires y testigos.

Este drama doloroso, a la vez, acontecimiento de gracia por el testimonio de amor fuerte a Cristo que expresa, es signo ya de unidad y es también semilla de comunión y paz para el mundo.

Ecumenismo teológico

En un ámbito más específico pero, igualmente, muy necesario está el ecumenismo teológico. Ligado a contextos universitarios, filosóficos, teológicos e históricos, se trata de la reflexión e investigación sobre la fe cristiana y sus diversas expresiones en las diferentes confesiones para buscar caminos que diálogo y comunión doctrinal.

Esta práctica del ecumenismo requiere una seria preparación doctrinal para poder dar razón de la propia confesión con convicción personal y apertura a la escucha y el diálogo con los miembros de otras confesiones cristianas buscando el modo de, conociéndonos mejor y ahondando juntos en el Misterio de Dios, alcanzar una comprensión común de los misterios revelados.

Es muy significativo señalar que solo desde una sólida posición personal hacia las propias convicciones, desde una identidad profunda, se puede afrontar un encuentro verdadero con el diferente y una acogida de sus posiciones de vista, pues la verdadera identidad y pertenencia no generan cerrazón ni inmovilismo, al contrario, justamente permiten al creyente, sin miedo, en la libertad que nace de la identidad, salir al encuentro del otro, para abrirse a él, acogerle, hacer un camino común en el intercambio recíproco de bienes y dones mutuos.

Ecumenismo de la caridad

Por último, está el ecumenismo de la caridad que busca afrontar retos sociales y políticos comunes a todos los cristianos donde podemos expresar un testimonio unidos del nuevo modo de vivir y estar en la realidad, de tratarnos y amar los hombres, que nace del Evangelio.

Este ecumenismo práctico está en el trasfondo de la semana de oración por la unidad de los cristianos que estamos a punto de terminar este año 2023 y que tiene como lema “Haz el bien; practica la justicia” (Is 1,17).

Los textos y materiales que han sido propuestos para meditar y reflexionar en esta semana han sido preparados por el Consejo de Iglesias de Minnesota en colaboración con la Iglesia Católica, principalmente con la Diócesis de San Pablo y Minneapolis.

Los cristianos de este Estado de Norteamérica han querido hacerse eco del problema del racismo, aún presente en la sociedad americana. Esta herida de la exclusión y la marginación racial requiere una reflexión ecuménica porque, en muchos casos y por mucho tiempo, fue defendida y sostenida por los que se reconocían cristianos.

Es, por tanto, absolutamente necesario reconocer esta culpa y promover espacios y actos concretos de reconciliación y perdón, de acogida y respeto al diferente, al extranjero, al inmigrante reconociendo en todos su dignidad sagrada y la presencia escondida de Cristo que hay en cada ser humano puesto que, por la encarnación, Cristo se ha unido en cierto modo a todo hombre.

La pregunta permanente de esta semana de oración por la unidad y que solo puede responder cada uno en el misterio de la libertad es: ¿Qué debo hacer yo? Debemos preguntárnoslo con valentía pues hay un sí único y personal que solo puede dar cada uno a favor del ecumenismo. El gran deseo de Dios de la unidad depende también de ti.

¡Hoy nuestra madre Leonor cumple 102 años!

15/1/2023

 

Oraciones Mambré en Madrid

13/1/2023

 
​Queridos hermanos y amigos, os queremos invitar a vivir junto a nosotras un espacio de oración.
Tendrán lugar el  miércoles
 18 de enero en la parroquia Santa María del Pinar de Madrid a las 20:45 h. y el jueves 19 de enero en la parroquia Nuestra Señora del Rosario de Madrid a las 20:15 h.
Muy unidos, os esperamos. Comunidad de la Conversión
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Actividades formativas en el Monasterio de la Conversión. Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos 2023

11/1/2023

 
Os invitamos a participar, en nuestro Monasterio de la Conversión, de todas las actividades formativas que la comunidad va a vivir con motivo de la semana de oración por la unidad de los cristianos que se celebra del 18 al 25 de enero.
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Encuentro Ecuménico del 20 al 22 de enero del 2023 en el Monasterio de la Conversión

11/1/2023

 
Queridos hermanos, os invitamos a participar en nuestro monasterio de Sotillo de la Adrada, de todas las actividades que la comunidad prepara para la semana de oración por la unidad de los cristianos que se celebra del 18 al 25 de enero. Principalmente, en el fin de semana, del viernes 20 al domingo 22 tendremos un encuentro dedicado a profundizar en el tema ecuménico de este año 2023. Para venir, sólo tienes que escribir a: 
​
hospederia@monasteriodelaconversion.com
¡Os esperamos!
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Gracias, P. Luis

2/1/2023

 
Queremos comunicaros con tristeza que ayer el P. Luis Casado Espinosa, OSA, falleció en Bilbao, en su querida Parroquia de san José. 
Para nosotras ha sido un hermano importantísimo en el recorrido comunitario. Desde los primeros pasos de nuestra comunidad, en Becerril de Campos, estuvo allí, nos apoyó, nos escuchó y alentó siempre. 
En todas las hermanas ha dejado un sello de fidelidad, entrega apasionada a Jesús, amor a la Orden, celo apostólico, cuidado de la vida espiritual, testimonio de vida... Durante muchos años fue asistente del P. General para nuestra comunidad y nos visitaba cada mes, su compañía era fiel, incondicional. Ayer, al enterarnos de la noticia de su fallecimiento, las hermanas recordábamos muchas anécdotas suyas del seminario menor en Becerril de Campos, de sus padres y cómo fueron generosos con Dios, aun siendo él hijo único, para aceptar su vocación, de su experiencia de acompañamiento a religiosas, matrimonios... sus palabras siempre eran fogosas en las homilías y era cuidados de los detalles con cada hermana y con nuestras familias. 
Gracias, P. Luis, por ser hermano y padre, por cuidar de nuestra tierra y mirarnos con tanto cariño. 
Gracias por tu amor a la Iglesia. 
Gracias por tu sí hasta el final. 
Te has ido de la mano de María, la Madre de Dios. Espéranos con Jesús, María, san José, san Agustín, todos los santos... y tus padres. 
Hasta el cielo. ​
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Jornada mundial de la paz

1/1/2023

 
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​Este domingo, 1 de enero, la Iglesia Católica celebra la Jornada Mundial de la Paz, con el objetivo de promover la paz a nivel internacional.
 
El Papa Francisco ha lanzado un mensaje para esta 56ª Jornada de la Paz, bajo el título ‘Nadie puede salvarse solo. Recomenzar desde el COVID-19 para trazar juntos caminos de paz’.
 
En este mensaje el pontífice señala que “de los momentos de crisis nunca se sale igual: de ellos salimos mejores o peores” y que, en estas circunstancias en las que se pone de manifiesto la fragilidad humana, somos conscientes de que nos necesitamos unos a otros y de que “nadie puede salvarse solo”. Por ello, invita a todos a volver a poner la palabra “juntos” en el centro.
 
“Ya no podemos pensar sólo en preservar el espacio de nuestros intereses personales o nacionales, sino que debemos concebirnos a la luz del bien común, con un sentido comunitario, es decir, como un nosotros abierto a la fraternidad universal”, añade el Papa Francisco.
 
En nuestra comunidad del Monasterio de la Conversión, las hermanas agustinas estamos trabajando este año el tema de la paz en nuestro espacio comunitario del Laboratorio de la Fe, por lo que este mensaje nos llega de manera especial en este tiempo en el que nos centramos en el tema de la paz.

MENSAJE DEL SANTO PADRE FRANCISCO PARA LA CELEBRACIÓN DE LA 56 JORNADA MUNDIAL DE LA PAZ

Feliz Navidad y año nuevo 2023

31/12/2022

 
En este tiempo de Navidad, las hermanas del Monasterio de la Conversión deseamos que la paz llegue a todos a través del Príncipe de la Paz, Jesucristo, que nace para salvarnos y para darnos vida en Él.
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 Nuestro monasterio se convierte en estas fechas en un lugar donde se respira el nacimiento de Jesús por todos los rincones, porque decoramos los lugares más emblemáticos de nuestra casa con belenes que representan a la Sagrada Familia y el momento clave del Nacimiento de Jesús. Destacamos el belén de nuestra iglesia que se prepara con especial esmero y cuyas figuras nos las cede cada año el coleccionista de belenes Antonio Basanta.
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​Ahora que nos preparamos también para recibir el nuevo año, hacemos memoria agradecida de todo lo vivido durante 2022. Por eso, despedimos el año adorando al Señor en la Exposición del Santísimo que cada 31 de diciembre por la noche celebramos en nuestra iglesia a nivel comunitario.
 
Os deseamos a todos una Feliz Navidad y una buena salida y entrada de año. Que Dios, que se ha hecho hombre por cada uno de nosotros, nazca en nuestros corazones infundiendo su Espíritu de paz y unidad.

Benedicto XVI, descanse en paz

31/12/2022

 
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Las hermanas del Monasterio de la Conversión con tristeza por su pérdida y con mucho cariño por su vida y su precioso legado queremos dar gracias a Dios con toda la Iglesia por el Papa Benedicto XVI. 
Por su entrega al servicio de la Iglesia, su palabra de profundidad y luz sobre el Misterio de Dios, su búsqueda de la verdad, su amor a Jesucristo, su testimonio de humildad y sabiduría, por sus últimos años de vida oculta...
Rezamos por él, que el Señor perdone todas sus culpas y lo acoja en su Amor, junto a María, san José y todos los santos, con san Agustín, a quien tanto estudió y apreció. ​

FELIZ NAVIDAD 2022

21/12/2022

 
​Las hermanas del Monasterio de la Conversión os felicitamos en este tiempo de gracia pidiendo al Príncipe de la Paz que nos conceda la Paz. 
Que la contemplación del Niño y su Madre infunda en nosotros un amor tierno y un deseo de custodia de la infancia, el signo que Dios ha elegido como esperanza de Paz. 
Feliz Navidad de la Infancia Protegida
Feliz Navidad 2022
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Carta de Comunión I Pascua de la Natividad del Señor, 2022

español
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​UN NIÑO… SERÁ LLAMADO PRÍNCIPE DE LA PAZ
Is 9, 5

LA INFANCIA PROTEGIDA: FUENTE DE LA PAZ
 
NUESTROS REFUGIADOS. Llegaron en febrero, huyendo, con la guerra en los talones. Eran tres madres con tres hijos pequeños: Ludmila con Vladik, de seis años, nuestro Príncipe sin Espada del Lago Nemi, Luda con su hija Vika de 10 años, y María con Sofía de apenas seis meses. A ellas se ha añadido Katerina con dos hijas, en un momento desesperado, sin lugar adónde ir. Hemos celebrado el séptimo cumpleaños de Vladik y hemos visto los primeros pasos de Sofía a sus nueve meses. Y crecer a la preciosa adolescente que ya es Vika. Tanto Vladik como Sofía y Vika viven con una sonrisa en la boca, felices, abrigados por la presencia materna, por la compañía y ayuda de Caritas de Genzano y por nuestro cariño y alojo. Son las verdaderas víctimas de la guerra, pero la viven en la seguridad que les dan los adultos que les acogen. Han perdido la infancia entre los suyos, con sus padres en el frente, sin sus abuelos, sin sus primos, sin su escuela, sin sus compañeros de clase… Los vemos diariamente y desearíamos un presente de Paz para ellos y esa es nuestra súplica. “Yo sí, sé el designio que tengo sobre vosotros, designios de paz y no de desgracia: daros porvenir y esperanza” (Jer 29, 11; cf. 33, 9). Que así sea.
En esta Carta de Comunión quisiera deciros que las guerras y el Nacimiento de Jesús han atraído mi atención hacia la filiación, el nacimiento, la infancia. El niño -qué palabra tan bella para nombrar al cachorro humano- ese sujeto paciente, inocente, vulnerable y precario, es un ser de futuro, pero de futuro incierto. Cuando veo a María y a Sofía no puedo dejar de pensar en la Familia de Nazaret y su huida a Egipto ante la inminente amenaza de muerte por parte del dictador. “Levántate, toma al niño y a su madre y huye a Egipto” (Mt 2, 13-15. 19-23). Son nuestros refugiados a causa de una terrible y sangrienta contienda. Hoy, también. Y no puedo dejar de pensar en la INFANCIA como ese tiempo en el que nuestras frágiles vidas están absolutamente en manos de otros.

​SER HIJO
. El nacimiento es siempre asombroso porque se trata de un acontecimiento que trae consigo un inicio absoluto, una maravilla. Pero también es traumático, y lo que viene después de ese instante posiblemente también lo sea, o al menos lo será en algún momento de la historia. La herida que deja todo nacimiento permanece toda la vida, señalada en el cuerpo mismo. Es la herida de una dolorosa interrupción, separación, distancia, algo que nos hará anhelar siempre el ser amados, queridos, acogidos.
Y hoy, ser hijo es para muchos una deuda intolerable. Si la excarnación moderna detesta la idea de encarnación, más aún la de filiación, porque ser hijo es depender, vivir en la debilidad máxima, perder toda autorreferencialidad, porque estamos ligados a un origen al que hacemos referencia, con el que tengo un vínculo estrecho. Y, por otra parte, tener un hijo es arriesgar mucho en la breve vida que tenemos: no podemos asegurarle un porvenir, un bienestar, requiere nuestra propia, nuestra cómoda tranquilidad, nos saca del solipsismo del uno o del dos, de la felicidad autocontemplativa. Las teorías antinatalistas se nos presentan como la sabia prudencia de nuestros días. E, incluso a veces, no hay nadie que cuide de esa vida engendrada, nacida y tantas veces no amada. Pero sabemos bien que, sin la familia, sin la ternura original que es la cuna del ser, el niño no anida en este mundo ni en esta vida.

 “ESTE ES MI HIJO, EL AMADO” Mc 1, 1-11; Mt 1, 20-25. Dios se ha revelado como Padre, Hijo y Espíritu Santo. Tanto la esencia del cristianismo como la santidad cristiana, o el discipulado, descan-san en la Filiación, que nos lleva a conocer el Ser de Dios, Tres Veces Santo, Inmortal, Tres Veces Bueno, Tres Veces Bello, Padre, Hijo, Espíritu, Uno. Que Dios Padre revele a su Hijo Amado es la contrapartida (¿contracultura?) a la grave crisis ontológica de filiación y pater-maternidad que vivimos.
Celebrando el Nacimiento de Jesús, el Hijo de Dios, reconocemos que Él nos ha dado el verdadero valor de la filiación y de la infancia humana. Su Encarnación, por iniciativa y petición del Padre a María, se hizo posible gracias a una mujer que asumiría la gestación en su seno, el nacimiento en la carne. El reconocimiento del Padre le dará el Nombre identitario, “Este es mi Hijo Amado en quien me complazco” (Mc 1, 11; Mt 1, 20-25) y este Nombre, Hijo Amado, encadenará y sellará las puertas del mal, del Dragón, de la serpiente primordial, del Diablo, de la muerte (cfr. Ap 20, 1-15). Sí, el mal quedará desterrado porque no hay más mal que el de no tener nombre (sin documentos) o ser un número (Auschwitz, Jasenovac, Dachau, Gospic, Camboya, Gulag…), no tener ciudadanía, y ser cancelado de la lista de los vivos. El nombre sella las puertas del abismo y funda lo humano y, en este caso, lo humano-divino en Jesús, nuestro Príncipe de la Paz.
Él nos descubrirá, haciéndose hijo-niño, cómo la infancia es la apertura incondicionada al Padre, al “Abbá” (Mc 14, 36), cómo la infancia es pasividad hecha receptividad y gratitud, que marca la vida propia como referencia a Otro, del que procedo, al que me liga un vínculo de amor y cuidado, del que hablo y al que hago conocer. Es desde el origen, desde nuestro ser filial, ser hijos en el Hijo (cfr. Gal 4,4-7; Rm 8,14-1), lo que nos hace comprender lo creado (cfr. Col 1, 16), este mundo, la Humanidad, a nosotros mismos, nuestra verdadera profundidad, altura y gravedad y el “camino que lleva a la paz” (Lc 19, 42) que tanto nos cuesta descubrir.

MADRES QUE PROTEGEN LA INFANCIA. Quedó confiado por el Padre el cuidado del Hijo a María. También nosotros hemos heredado los cuidados de esta Madre (cfr. Jn 19, 26-27). Ella nos reveló que ninguno de nosotros está solo ante Dios. Una multitud nos acompaña, de la que somos responsables y hemos de cuidar. Pero, si alguien está junto a nosotros ante Dios, son los niños (cfr. Mt 19, 13-15; Mc 10, 13-16), los nuestros, los vuestros, todos los niños de este mundo; ellos tienen algo que ver con nosotros y son nuestra “presentación” ante Dios Padre.
Hoy la guerra tiene un escudo humano: Jesús, nacido de María, su Madre, el Príncipe de la Paz: “Paz para los de lejos y para los de cerca” (Is 57, 19), para los pobres, hundidos en el fango, y para los perdidos en todo desierto o mar de esta tierra, para los que lo buscan con pasión y para los que lo destierran de sus vidas.
Hoy nuestras guerras tienen muchos escudos humanos: la infancia, niños y niñas que viven confusos, que pierden, carecen, enferman, mueren… lloran. Dios, que es Madre, oyó al niño llorar (cfr. Gn 21, 17). ¿Y nosotros? Por ellos deberían finalizar nuestras guerras, nuestros genocidios, exterminios y exilios forzados. Ellos deberían ser nuestra razón para la Paz. Benedicto XVI dijo: “La señal de Dios es el niño” (Misa de Nochebuena de 2006). En esta “Palabra Abreviada” (cfr. San Cipriano, Sobre la oración del Señor, c. 28), como llamaron los Padres de la Iglesia a Jesús, está nuestra Paz.
Os invito a ver en la FILIACIÓN el modo de ser y de estar en este mundo, dejándonos salvar en el Hijo, de tal modo que, hijos en el Hijo, vayamos de la mano de María al Padre, que es el sentido último de nuestra existencia.
Os invito en esta nueva Navidad a promover la CULTURA DEL NACIMIENTO a la luz del Nacimiento de Jesús, el Salvador, el Hijo Amado. Si en el designio salvífico de Dios la Encarnación fue el camino, hoy también sigue siendo esta la vía de salvación para el ser humano. Que María, la Madre, ayude a otras madres a engendrar, a alumbrar, a cuidar y proteger al hijo.
Y os invito a CUIDAR DEL NIÑO, a ser padres y madres, como María y José, de los que comienzan a vivir, estos que tienen “la piel más fina” y necesitan el abrigo de la ternura, del amor, de la educación, de la compañía, en los primeros instantes, en los primeros pasos y siempre.

Buena y Santa Navidad de la Infancia Protegida, FUENTE DE LA PAZ.
¡Feliz Navidad a todos los niños del mundo!
 
M. Prado
Presidenta Federal
Federación de la Conversión de S. Agustín
ITALIANO
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UN BAMBINO... SARÀ CHIAMATO PRINCIPE DELLA PACE
​Is 9, 5

L'INFANZIA PROTETTA: FONTE DELLA PACE

I NOSTRI RIFUGIATI. Sono arrivati a febbraio, in fuga, con la guerra alle calcagne. Erano tre madri con tre bambini
piccoli: Ludmila con Vladik di sette anni, il nostro Principe senza spada del lago di Nemi, Luda con la figlia Vika di 10 anni e Maria con Sofia di sei mesi. Sono stati raggiunti da Catherine con due figlie, in un momento disperato, senza un posto dove andare. Abbiamo festeggiato l’ottavo compleanno di Vladik e assistito ai primi passi di Sofia a nove mesi, vedendo crescere Vika fino a diventare la bellissima adolescente che è ora. Vladik, Sofia e Vika vivono con il sorriso sulle labbra, felici, protetti dalla presenza materna, dalla compagnia e dall'aiuto della Caritas di Genzano e dal nostro affetto e accoglienza. Sono le vere vittime della guerra, ma la vivono nella sicurezza che è loro data degli adulti che li accolgono. Hanno perso la loro infanzia tra di essi, con i loro padri al fronte, senza i nonni, senza i cugini, senza la scuola, senza i compagni... Li vediamo ogni giorno e desideriamo per loro un regalo di Pace e questa è la nostra supplica. "Io conosco i progetti che ho fatto a vostro riguardo, progetti di pace e non di sventura, per concedervi un futuro pieno di speranza" (Ger 29,11; cfr. 33,9). Che così sia.
In questa Lettera di Comunione vorrei dirvi che le guerre e la Nascita di Gesù hanno attirato la mia attenzione sulla figliolanza, sulla nascita, sull'infanzia. Il bambino - che bella parola per chiamare il cucciolo d'uomo - quel soggetto paziente, innocente, vulnerabile e precario, è un essere del futuro, ma di un futuro incerto. Quando guardo Maria e Sofia non posso fare a meno di pensare alla Famiglia di Nazareth e alla loro fuga in Egitto di fronte all'imminente minaccia di morte da parte del dittatore. "Àlzati, prendi con te il bambino e sua madre, fuggi in Egitto" (Mt 2,13-15, 19-23). Sono i nostri rifugiati a causa di un conflitto terribile e sanguinoso. Anche oggi. E non posso fare a meno di pensare all'INFANZIA come a quel periodo in cui le nostre fragili vite sono assolutamente nelle mani degli altri.
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​ESSERE FIGLIO. La nascita è sempre sorprendente perché è un evento che porta con sé un inizio assoluto, una meraviglia. Ma è anche traumatico, e ciò che viene dopo quel momento è probabile che sia anch'esso traumatico, o almeno lo sarà a un certo punto della storia. La ferita lasciata da ogni nascita rimane per tutta la vita, segnata sul corpo stesso. È la ferita di un'interruzione dolorosa, di una separazione, di una distanza, qualcosa che ci farà sempre anelare di essere amati, voluti, accolti.
E oggi essere figlio è per molti un debito insopportabile. Se la disincarnazione moderna detesta l'idea di incarnazione, ancor più quella di filiazione, perché essere figlio è dipendere, vivere nella massima debolezza, perdere ogni autoreferenzialità, perché siamo legati a un'origine a cui ci riferiamo, con cui ho un legame stretto. E, d'altra parte, avere un figlio è rischiare molto nella breve vita che abbiamo: non possiamo assicurargli un futuro, un benessere, richiede la nostra comoda tranquillità, ci fa uscire dal solipsismo dell'uno o dell'altro, della felicità autocontemplativa. Le teorie antinataliste ci vengono presentate come la saggia prudenza dei nostri tempi. E a volte non c'è nessuno che si prenda cura di questa vita generata, nata e così spesso non amata. Ma sappiamo bene che, senza la famiglia, senza la tenerezza originaria che è la culla dell'essere, il bambino non fa il nido in questo mondo e in questa vita.

"QUESTO È IL FIGLIO MIO, L'AMATO" Mc 1,1-11; Mt 1,20-25. Dio si è rivelato come Padre, Figlio e Spirito Santo. Sia l'essenza del cristianesimo che la santità cristiana, o discepolato, riposano nella Figliolanza, che ci porta a conoscere l'Essere di Dio, Tre volte Santo, Immortale, Tre volte Buono, Tre volte Bello, Padre, Figlio, Spirito, Uno. Che Dio Padre riveli il suo Figlio prediletto è la contropartita alla grave crisi ontologica della filiazione e della paternità che stiamo vivendo.
Celebrando la Nascita di Gesù, il Figlio di Dio, riconosciamo che Egli ci ha dato il vero valore della filiazione e dell'infanzia umana. La sua Incarnazione, su iniziativa e richiesta del Padre a Maria, è stata resa possibile da una donna che avrebbe assunto la gestazione nel suo grembo, la nascita nella carne. Il riconoscimento del Padre gli darà il nome identitario: "Questo è il mio Figlio, l’Amato, nel quale mi sono compiaciuto" (Mc 1,11; Mt 1,20-25) e questo nome, Figlio Amato, incatenerà e sigillerà le porte del male, del Drago, del serpente primordiale, del Diavolo, della morte (cfr. Ap 20,1-15). Sì, il male sarà bandito perché non c'è male più grande di quello di non avere un nome (senza documenti) o di essere un numero (Auschwitz, Jasenovac, Dachau, Gospic, Cambogia, Gulag...), di non avere cittadinanza e di essere cancellati dalla lista dei vivi. Il nome segna le porte dell'abisso e fonda l'umano e, in questo caso, l'umano-divino in Gesù, il nostro Principe della Pace.
Egli ci scoprirà, facendosi figlio-bambino, siccome l'infanzia è l’apertura incondizionata al Padre, all'"Abbà" (Mc 14,36), poiché l'infanzia è passività fatta ricettività e gratitudine, che segna la propria vita come riferimento all'Altro, da cui provengo, a cui sono legato da un vincolo di amore e di cura, di cui parlo e che faccio conoscere. È dall'origine, dal nostro essere filiali, figli nel Figlio (cfr. Gal 4,4-7; Rm 8,14-1), che ci fa comprendere il creato (cfr. Col 1,16), questo mondo, l'Umanità, noi stessi, la nostra vera profondità, altezza e gravità e la via "che porta alla pace" (Lc 19,42) che facciamo così fatica a scoprire.

MADRI CHE PROTEGGONO L'INFANZIA. Il Padre ha affidato a Maria la cura del Figlio. Anche noi abbiamo ereditato la cura di questa Madre (cfr. Gv 19, 26-27). Lei ci ha rivelato che nessuno di noi è solo davanti a Dio. Ci accompagna una moltitudine, di cui siamo responsabili e di cui dobbiamo prenderci cura. Ma se c'è qualcuno che sta con noi davanti a Dio, questi sono i bambini (cfr. Mt 19,13-15; Mc 10,13-16), i nostri, i vostri, tutti i bambini di questo mondo; essi hanno a che fare con noi e sono la nostra "presentazione" davanti a Dio Padre.
Oggi la guerra ha uno scudo umano: Gesù, nato da Maria, sua Madre, il Principe della Pace: "Pace ai lontani e ai vicini" (Is 57,19), ai poveri, affondati nel fango, e a coloro che si perdono in ogni deserto o mare di questa terra, a coloro che lo cercano con passione e a coloro che lo bandiscono dalla loro vita.
Oggi le nostre guerre hanno molti scudi umani: bambini, ragazzi e ragazze che vivono nella confusione, che perdono, che sono privati, che si ammalano, che muoiono... che piangono. Dio, che è Madre, ha sentito il pianto del bambino (cfr. Gen 21,17). E noi? Per loro le nostre guerre, i nostri genocidi, gli stermini e gli esili forzati dovrebbero finire. Loro dovrebbero essere la nostra ragione di Pace. Benedetto XVI ha detto: "Il segno di Dio è il bambino" (Messa della Notte di Natale 2006). In questa "Parola abbreviata" (cfr. San Cipriano, Sul Padre Nostro, c. 28), come i Padri della Chiesa chiamavano Gesù, è la nostra Pace.
Vi invito a vedere nella FILIAZIONE il modo di essere e di stare in questo mondo, lasciandoci salvare nel Figlio, in modo che, figli nel Figlio, possiamo andare insieme a Maria verso il Padre, che è il senso ultimo della nostra esistenza.
Vi invito in questo nuovo Natale a promuovere la CULTURA DELLA NASCITA alla luce della Nascita di Gesù, il Salvatore, il Figlio Amato. Se nel piano di salvezza di Dio l'Incarnazione era la via, oggi anche continua ad essere la via di salvezza per gli esseri umani. Maria, la Madre, aiuti le altre madri a generare, a partorire, a prendersi cura e a proteggere il loro bambino.
E vi invito a PRENDERVI CURA DEL BAMBINO, a essere padri e madri, come Maria e Giuseppe, di coloro che iniziano a vivere, di coloro che hanno "la pelle più sottile" e hanno bisogno del riparo della tenerezza, dell'amore, dell'educazione, della compagnia, nei primi instanti, nei primi passi e sempre.

Buon e Santo Natale dell'Infanzia Protetta, FONTE DELLA PACE. Buon Natale a tutti i bambini del mondo!

M. Prado González Heras Presidente federale
Federazione della Conversione di Sant'Agostino
iNGLÉS
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​A CHILD… WILL BE CALLED PRINCE OF PEACE
Is 9, 5

PROTECTED CHILHOOD: SOURCE OF PEACE

OUR REFUGEES. They arrived in February, fleeing, with the war on their heels. They were three mothers with three small children: Ludmila with six year old Vladik, our Prince Without a Sword of Lake Nemi, Luda with her 10-year-old daughter Vika, and Maria with Sofia, barely six months old. Katerina has joined them with two daughters, at a desperate moment, with nowhere to go. We’ve celebrated Vladik's seventh birthday, we’ve seen Sofia's first steps, at the age nine months old and Vika grow into the beautiful teenager that she already is. All three, Vladik, Sofia and Vika live with a smile on their faces, happy, sheltered by the maternal presence, by the company and help of Caritas in Genzano and by our love and hospitality. They are the true victims of the war, but they live it in the safety offered to them by the adults that have received them. They’ve lost their childhood among their own, with their parents at the battlefront, without their grandparents, without their cousins, without their school, without their classmates... We see them every day and we wish for a present of Peace for them, and that is our plea. "I know the plan I have for you, plans of peace and not of misfortune: to give you a future and hope" (Jer 29, 11; cf. 33, 9). May it be this way.
In this Letter of Communion I would like to tell you that both wars and the Birth of Jesus have drawn my attention to filiation, birth and childhood. The child -what a beautiful word to name the human cub- that patient, innocent, vulnerable and precarious creature, is a being of the future, but of an uncertain future. When I see María and Sofía, I cannot stop thinking about the Family of Nazareth and their fleeing to Egypt in the face of the imminent threat of death from the dictator. "Get up, take the child and his mother and flee to Egypt" (Mt 2, 13-15. 19-23). They are our refugees from a terrible and bloody conflict. Also today. And I can't stop thinking of CHILDHOOD as that time when our fragile lives are absolutely in the hands of others.
 
BEING A SON. Birth is always astonishing, because of it being an event that brings along an absolute beginning, a wonder. But it’s also traumatic, and what comes after that moment may also be so, or at least it will be at some point in time. The wound left by every birth remains for a lifetime, imprinted on the body itself. It’s the wound of a painful interruption, separation, and distance, something that will make us always yearn to be loved and welcomed.
And today, being a son is for many an intolerable debt. If modern excarnation hates the idea of incarnation, even more so that of filiation, because being a son means depending, living in the utmost weakness, losing all self-referentiality, because we are linked to an origin to which we refer, with which we have a close bond. And, on the other hand, having a child is risking a lot in the short life we have: we cannot guarantee a future or well-being, it requires our own and comfortable tranquility, it takes us out of the solipsism of one or two, of self-contemplative happiness. The antinatalist theories appear to us as the wise prudence of our days. And, even sometimes, there is no one to take care of that life which is engendered, born and so many times not loved. But we know well that without the family, without the original tenderness that is the cradle of being, the child does not nest in this world or in this life.
 
"THIS IS MY SON, THE BELOVED ONE" Mk 1, 1-11; Mt 1, 20-25. God has revealed himself as Father, Son and Holy Spirit. Both the essence of Christianity and Christian holiness, or discipleship, rest upon filiation, which leads us to know the Being of God, Three Times Holy, Immortal, Three Times Good, Three Times Beautiful, Father, Son, Spirit, One. That God the Father reveals his Beloved Son is the counterpart (counterculture?) to the serious ontological crisis of filiation and pater-maternity that we are living.
Celebrating the Birth of Jesus, the Son of God, we recognize that He has given us the true value of filiation and human childhood. His Incarnation, at the initiative and request of the Father to Mary, was made possible thanks to a woman who would assume the gestation in her womb, the birth in the flesh. The recognition of the Father will give him the identifying Name, "This is my Beloved Son in whom I am pleased" (Mk 1, 11; Mt 1, 20-25) and this Name, Beloved Son, will chain and seal the doors of evil, of the Dragon, of the primordial serpent, of the Devil, of death (cf. Rev 20, 1-15). Yes, evil will be banished because there is no more evil than not having a name (without documents) or being a number (Auschwitz, Jasenovac, Dachau, Gospic, Cambodia, Gulag...), not having citizenship, and being canceled from the list of the living. The name seals the doors of the abyss and founds the human and, in this case, the human-divine in Jesus, our Prince of Peace.
He will reveal to us, by becoming a child-son, how childhood is the unconditional openness to the Father, to "Abba" (Mk 14, 36), how childhood is passivity made receptivity and gratitude, which marks one's life as a reference to Another, from which I come, to which a bond of love and care binds me, of which I speak and to which I make known. It is from the origin, from our filial being, to be children in the Son (cf. Gal 4,4-7; Rm 8,14-1), which makes us understand what is created (cf. Col 1, 16), this world, Humanity, ourselves, our true depth, height and gravity and the "path that leads to peace" (Lk 19, 42) that we find so difficult to discover.
 
MOTHERS PROTECTING CHILDREN. The Father entrusted the care of His Son to Mary. We too have inherited the care of this Mother (cf. Jn 19, 26-27). She revealed to us that none of us is alone before God. A multitude accompanies us, for whom we are responsible and for whom we must care. But, if someone is with us before God, it is children (cf. Mt 19, 13-15; Mk 10, 13-16), ours, yours, all the children of this world; they have something to do with us and they are our "presentation" before God the Father.
Today war has a human shield: Jesus, born of Mary, his Mother, the Prince of Peace: "Peace for those who are far and near" (Is 57, 19), for the poor, sunk in the mire, and for those lost in every desert or sea on this earth, for those who seek him with passion and for those who banish him from their lives.
Today our wars have many human shields: childhood, boys and girls who live confused, who lose, lack, get sick, die... cry. God, who is Mother, heard the child cry (cf. Gn 21, 17). What about us? Our wars, our genocides, exterminations and forced exiles should end for them. They should be our reason for Peace. Benedict XVI said: "The sign of God is the child" (2006 Christmas Eve Mass). In this “Abbreviated Word” (cf. Saint Cyprian, On the Lord's Prayer, c. 28), as the Fathers of the Church called Jesus, is our Peace.
I invite you to see in FILIATION the way of being and living in this world, allowing ourselves to be saved in the Son, in such a way that, children in the Son, we go hand in hand with Mary to the Father, who is the ultimate meaning of our existence.
I invite you in this new Christmas to promote the CULTURE OF BIRTH in light of the Birth of Jesus, the Savior, the Beloved Son. If in the salvific design of God the Incarnation was the way, today this also continues to be the way of salvation for the human being. May Mary, the Mother, help other mothers to engender, give birth, care for and protect their child.
And I invite you to TAKE CARE OF THE CHILD, to be fathers and mothers, like Mary and Joseph, of those who begin to live, those who have "the finest skin" and need the shelter of tenderness, love, education, of the company, in the first moments, in the first steps and always.
​
May you all have a good and Holy Christmas of Protected Childhood, SOURCE OF PEACE.
Merry Christmas to all the children of the world!
 
M. Prado, Federal President
Federation of the Conversion of St. Augustine
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Húngaro
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GYERMEK... AKIT A BÉKE FEJEDELMÉNEK HÍVNAK MAJD
Iz 9, 5

VÉDETT GYERMEKKOR: A BÉKE FORRÁSA

​MENEKÜLTJEINK. Februárban érkeztek, menekültek a háborúval a sarkukban. Három édesanya három kisgyermekkel: Ludmila a hatéves Vladikkal, a mi “kard nélküli Nemi-tavi hercegünk”-kel; Luda, tízéves Vika lányával; és Mária, a hat hónapos Szófiával. Hozzájuk csatlakozott Katerina két lányával, kétségbeesett helyzetben, mert sehová sem mehettek. Megünnepeltük Vladik hetedik születésnapját, és láttuk Szófia első lépéseit kilenc hónapos korában. Vika gyönyörű tinédzserré serdült. Vladik, Szófia és Vika mosollyal az arcukon, boldogan élnek; édesanyjuk jelenléte, a Caritas Genzano mellettük állása és segítsége, valamint a mi szeretetünk és menedékünk oltalmában. Ők a háború igazi áldozatai; a felnőttek, akik befogadják őket, biztonságában élnek. Ők viszont elvesztették a gyermekkort az övéik között: szüleik a fronton, nagyszüleik távol, unokatestvéreik távol, iskolájuk távol, osztálytársaik távol... Minden nap látjuk őket, és imádkozunk, hogy megkapják a Béke ajándékát -ez a könyörgésünk. “Tudom, milyen terveket gondoltam el felőletek; ezek a tervek a békére vonatkoznak, nem a pusztulásra, mert reménységgel teli jövőt szánok nektek.” (Jer 29,11; vö. 33,9). Úgy legyen.
 
Ebben a Közösségi Levélben azt szeretném mondani nektek, hogy a háborúk és Jézus születése felhívta a figyelmemet a fiúságra, a születésre, a gyermekkorra. A gyermek (milyen szép szó az emberkölyök megnevezésére), ez a türelmes, ártatlan, sebezhető és bizonytalan lény a jövő alanya - de bizonytalan jövőé. Amikor Máriára és Szófiára nézek, nem tudok nem gondolni a názáreti családra, egyiptomi menekülésükre a diktátor általi közvetlen halálos fenyegetés miatt. "Kelj fel, fogd a Gyermeket és anyját, és menekülj Egyiptomba" (Mt 2:13-15, 19-23). Ők a mi menekültjeink, egy szörnyű és véres konfliktus áldozatai. Ma is. És nem tudok nem gondolni arra, hogy a GYERMEKKOR az az időszak, amikor törékeny életünk teljesen mások kezében van.
 
GYERMEKNEK LENNI. A születés mindig csodálatos, mert olyan esemény, amely abszolút kezdetet, csodát hoz magával. De egyben traumatikus is, és ami ezután a pillanat után következik, az valószínűleg szintén traumatikus lesz, vagy legalábbis az élettörténet egy bizonyos pontján az lesz. Minden születés által hagyott seb egy életen át megmarad a testen. Fájdalmas elszakadás, elválás, távolság sebe, ami miatt mindig vágyni fogunk arra, hogy szeressenek, elfogadjanak, befogadjanak bennünket.
Ma sokak számára elviselhetetlen adósságot is jelent gyereknek lenni. Ha a modern exkarnáció elveti a megtestesülés gondolatát, még inkább a fiúságét; mert gyermeknek lenni ráutaltságot jelet, teljes gyengeséget, minden önreferencia elvesztését; mert egy olyan eredethez kapcsolódunk, ragaszkodunk, amelyhez szoros kötelék fűz. Gyermeket vállalni nagy kockázat rövid életünkben: nem tudjuk biztosítani neki a jövőt, a jólétet, elveszi a miénket, a mi kényelmes nyugalmunkat, kivezet minket az egy vagy a kettő önfeledt, boldog szolipszizmusából. A születésellenes elméleteket úgy mutatják be nekünk, mint korunk bölcs óvatosságát. Néha nincs senki, aki gondoskodjék az életről, amely megfogant, megszületett és gyakran nincs, aki szeresse. Jól tudjuk, hogy család nélkül, ősi gyengédség nélkül, amely a lét bölcsője, a gyermek nem lel fészekre ebben a világban vagy ebben az életben.
 
"EZ AZ ÉN SZERETETT FIAM" (Mk 1:1-11; Mt 1:20-25) Isten Atya– Fiú- és Szentlélekként nyilatkoztatta ki magát. Mind a kereszténység lényege, mind a keresztény szentség, vagyis a tanítványság a Fiúságban nyugszik, amely elvezet bennünket Isten Lényének megismeréséhez, aki Háromszor Szent, Halhatatlan, Háromszor Jó, Háromszor Szép; Atya, Fiú, Lélek; Egy. Az, hogy az Atya Isten kinyilatkoztatja Szeretett Fiát, ellenpontja a gyermekség, az atyaság és anyaság napjainkban tapasztalható súlyos ontológiai válságának.
Jézus, az Isten Fia születésének ünneplésével elismerjük, hogy Ő adta nekünk az emberi hovatartozás és gyermekség igazi értékét. Megtestesülése az Atya kezdeményezésére és Máriához szóló kérésére olyan asszony által vált lehetővé, aki vállalja a méhben való várandósságot, a testben való születést. Az atyaság elismerésére önazonosító nevet ad neki: "Ez az én Szeretett Fiam, akiben kedvem telik" (Mk 1,11; Mt 1,20-25). Ez a név, Szeretett Fiam, lezárja és leláncolja a Gonosz, a Sárkány, az őskígyó, az ördög, a halál kapuit (vö. Jel 20,1-15). Igen, a gonoszt száműzni fogják, mert nincs nagyobb gonoszság annál, mint hogy nincs neved (dokumentumok nélkül), vagy hogy csak egy szám azonosít (Auschwitz, Jasenovac, Dachau, Gospic, Kambodzsa, Gulag...), hogy nincs állampolgárságod és törölnek az élők sorából. A név lezárja a mélység kapuit, és megalapozza az emberi – ebben az esetben: az isten-emberi - létet Jézusban, a Béke Fejedelmében.
Ő gyermekké válva felfedi számunkra, hogy a gyermekkor mennyire feltétel nélküli nyitottság az Atya, az "Abba" (Mk 14,36) felé; hogy a gyermekkor mennyire befogadó és hálás passzívitás, amikor az ember életét a Másiktól való függés jellemzi, akitől származom, akihez a szeretet és a gondoskodás köteléke fűz; Róla beszélek, Őt hirdetem. Az eredetből, a gyermeki létből, a Fiúban való fiúságunkból (vö. Gal 4, 4-7; Róm 8, 14-1) értjük meg a teremtett világot (vö. Kol 1, 16), az Emberiséget, önmagunkat, valódi mélységünket, magasságunkat és súlyunkat, valamint a "békességre vezető utat" (Lk 19, 42), amelyre oly nehéz rátalálni.
 
ANYÁK, AKIK MEGVÉDIK A GYERMEKKORT. Az Atya Máriára bízta a Fiú gondozását. Mi is örököltük ennek az Anyának a gondoskodását (vö. Jn 19,26-27). Kinyilatkoztatta nekünk, hogy egyikünk sincs egyedül Isten előtt. Sokan vannak mellettünk, akikért felelősek vagyunk, és akikről gondoskodnunk kell. De ha valaki velünk együtt áll Isten előtt, az a gyermek (vö. Mt 19,13-15; Mk 10,13-16); a miénk, a tiétek, e világ összes gyermeke; nekik közük van hozzánk, ők “szószólóink" az Atya Isten előtt.
 
Ma a háborúnak emberi pajzsa van: Jézus, aki Máriától, Anyjától született, a Béke Fejedelme: "Békesség a távol és közel levőknek" (Iz 57,19), a szegényeknek, a posványba süllyedteknek és a föld minden sivatagában és tengerében elveszetteknek; azoknak, akik szenvedélyesen keresik Őt, és azoknak, akik száműzik Őt az életükből.
Ma a háborúinknak sok emberi pajzsa van: gyerekek, fiúk és lányok, akik zűrzavarban élnek, elvesznek, nélkülöznek, megbetegszenek, meghalnak... sírnak. Isten, aki Anya is, meghallotta a gyermekek sírását (vö. 1Móz 21,17). És mi?
Miattuk kell véget vetnünk háborúinknak, öldöklésinknek, népirtásainknak, és a kényszerű száműzetéseknek. Ők kellene, hogy a béke okai legyenek. XVI. Benedek azt mondta: "Isten jele a gyermek" (2006. Karácsonyi szentmise). Ebben a "Rövidített Igében" - ahogyan az egyházatyák nevezték Jézust (vö. Szent Ciprián, Az Úr imájáról, 28. c) - van a mi Békénk.
 
Arra hívlak benneteket, hogy a FIÚSÁGBAN lássátok meg a világban való lét és létezés módját. Engedjük, hogy a Fiúban üdvözüljünk, hogy a Fiúban fiakként Máriával kéz a kézben menjünk az Atyához, aki létünk végső értelme.
Arra hívlak benneteket, hogy ezen az új karácsonyon a SZÜLETÉS KULTÚRÁJÁT népszerűsítsétek Jézus, a Megváltó, a Szeretett Fiú születésének fényében. Ha Isten üdvösségtervében a megtestesülés volt az út, akkor ma is ez az ember számára az üdvösség útja. Mária, az Anya segítsen minden anyának, hogy nemzeni, szülni, gondozni és óvni tudja gyermekét.
Arra hívlak benneteket, hogy GONDOSKODJATOK a GYERMEKRŐL, hogy Máriához és Józsefhez hasonlóan legyetek apák és anyák azok számára, akik most kezdenek élni, akiknek "a legsebezhetőbb a bőrük", és akiknek szükségük van a gyengédség, a szeretet, a nevelés, a társaság menedékére, az első pillanatokban, az első lépésekben és mindig.
A védett gyermekkor jó és szent Karácsonya a BÉKESSÉG FORRÁSA.
Boldog Karácsonyt a világ minden gyermekének!
 
M. Prado
Presidenta Federal
Federación de la Conversión de S. Agustín
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ALEMÁN
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EIN KIND ... WIRD FRIEDENSFÜRST GENANNT WERDEN.
 Jes 9, 5

GESCHÜTZTE KINDHEIT: QUELLE DES FRIEDENS

UNSERE FLÜCHTLINGE: Sie kamen im Februar, auf der Flucht, den Krieg im Nacken. Es waren drei Mütter mit drei kleinen Kindern: Ludmila mit dem siebenjährigen Vladik, unserem schwertlosen Prinzen vom Nemi-see, Luda mit ihrer 10-jährigen Tochter Vika und Maria mit der sechs Monate alten Sofia. Zu ihnen gesellte sich vorübergehend Catherine mit zwei Töchtern, die in einer verzweifelten Lage keine andere Bleibe fanden. Wir haben den achten Geburtstag von Vladik gefeiert und Sofias erste Schritte mit neun Monaten mitverfolgt, während Vika zu dem hübschen jungen Mädchen heranwuchs, das sie jetzt ist. Vladik, Sofia und Vika leben mit einem Lächeln auf den Lippen, glücklich, beschützt durch die Anwesenheit ihrer Mütter, durch die Begleitung und Hilfe der Caritas Genzano und durch unsere Aufnahme und Zuneigung. Sie sind die wahren Opfer des Krieges, aber sie leben in der Sicherheit der Erwachsenen, die sich um sie kümmern. Sie haben ihre Kindheit in ihrer Heimat verloren, mit ihren Vätern an der Front, ohne ihre Großeltern, ohne ihre Cousins und Cousinen, ohne ihre Schule, ohne ihre Klassenkameraden... Wir sehen sie jeden Tag und wünschen ihnen das Geschenk des Friedens, und dies ist auch unser Gebet. "Ich kenne meine Pläne, die ich für euch habe, Pläne des Heils und nicht des Unheils; denn ich will euch eine Zukunft und eine Hoffnung geben. (Jer 29,11; vgl. 33,9). Möge es so sein.

In dieser Vorweihnachtszeit haben die Kriege und das Fest der Geburt Jesu meine Aufmerksamkeit auf die Sohnschaft, die Geburt, die Kindheit gelenkt. Das Kind - was für ein schönes Wort, um das kleine neue Menschenleben zu benennen -, dieses geduldige, unschuldige, verletzliche und unsichere Geschöpf, ist ein Wesen der Zukunft, aber einer ungewissen Zukunft. Wenn ich Maria und Sofia betrachte, muss ich an die Familie von Nazareth denken und ihre Flucht nach Ägypten angesichts der drohenden Todesgefahr durch den diktatorischen Herrscher. "Steh auf, nimm das Kind und seine Mutter und flieh nach Ägypten" (Mt 2,13-15, 19-23). Sie sind unsere Flüchtlinge vor einem schrecklichen und blutigen Konflikt. Auch heute. Und ich kann nicht umhin, an die KINDHEIT zu denken, als die Zeit, in der unser zerbrechliches Leben absolut in den Händen anderer liegt.

KIND SEIN. Die Geburt ist immer wieder erstaunlich, weil sie ein Ereignis ist, das einen absoluten Anfang, ein Wunder, in sich birgt. Aber sie ist auch ein traumatischer Moment, und das, was ihm folgt, wird wahrscheinlich ebenfalls traumatisch sein, oder zumindest wird es das irgendwann im Laufe des Lebens werden. Die Wunde, die jede Geburt hinterlässt, bleibt ein Leben lang bestehen und prägt den Körper selbst. Es ist die Wunde einer schmerzhaften Unterbrechung, einer Trennung, einer Distanz, etwas, das in uns immer die Sehnsucht wachhalten wird, geliebt zu werden, gewollt, willkommen zu sein.
Und heute ist es für viele eine unerträgliche Last, ein Kind zu sein. Wenn der modernen Exkarnation der Gedanke der Inkarnation zuwider ist, dann noch mehr der der Kindschaft, denn Kind sein bedeutet, abhängig zu sein, in der gröβten Schwäche zu leben, jede Selbstbezogenheit zu verlieren, weil wir mit einem Ursprung verbunden sind, auf den wir uns beziehen, mit dem ich eine enge Verbindung habe. Andererseits stellt die Geburt eines eigenen Kindes, in dem kurzen Leben, das wir haben, ein hohes Risiko dar: Wir können ihm keine Zukunft, kein Wohlergehen sichern, es fordert unsere eigene bequeme Ruhe ein, es holt uns aus unserem Solipsismus des Einen oder des Anderen, des selbstbezogenen Glücks heraus. Antinatalistische Theorien werden uns als die weise Klugheit unserer Zeit präsentiert, und manchmal gibt es niemanden, der sich um das Leben kümmert, das gezeugt, geboren und so oft ungeliebt ist. Aber wir wissen sehr wohl, dass das Kind ohne die Familie, ohne die ureigene begleitende Zärtlichkeit, die die Wiege des Seins ist, sich nicht in dieser Welt bzw. in diesem Leben einnisten kann.

"DIES IST MEIN GELIEBTER SOHN, AN IHM HABE ICH WOHLGEFALLEN GEFUNDEN" Mk 1, 1-11; Mt 1, 20-25. Gott hat sich als Vater, Sohn und Heiliger Geist geoffenbart. Sowohl das Wesen des Christentums als auch das wahre Leben als Christ oder die Jüngerschaft beruhen auf der Kindschaft, die uns dazu führt, das Wesen Gottes zu erkennen, der dreimal heilig, unsterblich, dreimal gut, dreimal schön, Vater, Sohn, Geist, Eins ist. Dass Gott, der Vater, uns seinen geliebten Sohn zeigt und schenkt, ist das Gegengewicht zu der schweren ontologischen Krise der Vater-Mutterschaft, in der wir leben.
Wenn wir die Geburt Jesu, des Sohnes Gottes, feiern, erkennen wir, dass er uns den wahren Wert der Sohn- und Tochterschaft sowie der menschlichen Kindheit geschenkt hat. Seine Menschwerdung, auf Initiative und Anfrage des Vaters an Maria, wurde durch eine Frau ermöglicht, die bereit war, die Schwangerschaft in ihrem Schoß und die leibliche Geburt auf sich zu nehmen. Die Anerkennung des Vaters kommt in der namensgebenden Bezeichnung zum Ausdruck: "Dies ist mein geliebter Sohn, an dem ich Wohlgefallen gefunden habe" (Mk 1,11; Mt 1,20-25), und dieser Name, geliebter Sohn, wird die Pforten des Bösen, des Drachens, der Urschlange, des Teufels, des Todes in Ketten legen und versiegeln (vgl. Offb 20,1-15). Ja, das Böse wird verbannt, denn es gibt kein größeres Übel als namenlos zu sein (ohne Dokumente) bzw. eine bloβe Nummer (Auschwitz, Jasenovac, Dachau, Gospic, Kambodscha, Gulag...), keine Staatsbürgerschaft zu besitzen und von der Liste der Lebenden gestrichen zu werden. Der Name versiegelt die Pforten des Abgrunds und gründet das Menschliche, und in diesem Fall das Menschlich-Göttliche, in Jesus, unserem Friedensfürsten.
Indem er zum Kind wird, lehrt er uns die bedingungslose Offenheit gegenüber dem Vater, dem "Abba" (Mk 14,36), die der Kindheit eigen ist, wie auch die Passivität, die zur Empfänglichkeit und Dankbarkeit wird, die das eigene Leben als Verweis auf den Anderen kennzeichnet, von dem ich komme, mit dem ich durch ein Band der Liebe und der Fürsorge verbunden bin, von dem ich spreche und den ich bekannt mache. Von diesem Ursprung her, unserem kindlichen Sein, dem Kind-sein im Sohn (vgl. Gal 4,4-7; Röm 8,14-1), ist es uns möglich, die Schöpfung (vgl. Kol 1,16) zu verstehen, diese Welt, die Menschheit, uns selbst, unsere wahre Tiefe, Höhe und Schwerkraft und den "Weg, der zum Frieden führt" (Lk 19,42), den zu entdecken wir so oft groβe Mühe haben.

MÜTTER, DIE KINDHEIT SCHÜTZEN: Der Vater hat Maria die Fürsorge für den Sohn anvertraut. Auch wir haben die Fürsorge dieser Mutter geerbt (vgl. Joh 19,26-27). Sie hat uns gezeigt, dass niemand von uns vor Gott allein ist. Eine Vielzahl von Menschen begleitet uns, für die wir verantwortlich sind und für die wir sorgen müssen. Wenn aber jemand mit uns vor Gott steht, dann sind es die Kinder (vgl. Mt 19,13-15; Mk 10,13-16), unsere, eure, alle Kinder dieser Welt; sie haben etwas mit uns zu tun und sind unsere "Präsentation" vor Gott dem Vater.
Heute hat der Krieg ein menschliches Schutzschild: Jesus, geboren von Maria, seiner Mutter, dem Friedensfürsten: "Friede für die Fernen und die Nahen" (Jes 57,19), für die Armen, im Sumpf der Welt versunken, und für die Verlorenen in allen Wüsten und Meeren dieser Erde, für die, die Jesus mit Leidenschaft suchen, und für die, die ihn aus ihrem Leben verbannen.
Heute haben unsere Kriege viele menschliche Schutzschilde: Kinder, Jungen und Mädchen, komplett desorientiert, im Verlust lebend, beraubt, krank, sterbend ... voller Tränen. Gott, der Mutter ist, hat das Weinen seiner Kinder gehört (vgl. Gen 21,17). Und was ist mit uns? Für sie sollten unsere Kriege, unsere Völkermorde, unsere Ausrottungen und Zwangsvertreibungen enden. Sie sollten unser Grund für den Frieden sein. Benedikt XVI. sagte: "Das Zeichen Gottes ist das Kind" (Heiligabendmesse 2006). In diesem "verkürzten Wort" (vgl. Hl. Cyprianus, Über das Vaterunser, c. 28), wie die Kirchenväter Jesus nannten, ist unser Friede.
Ich lade Euch ein, in der KINDSCHAFT den Weg des Seins und des Daseins in dieser Welt zu sehen, indem wir uns im Sohn retten lassen, um als Söhne und Töchter im Sohn Hand in Hand mit Maria zum Vater zu gehen, der der letzte Sinn unserer Existenz ist.
Ich lade Euch ein, Euch an diesem neuen Weihnachtsfest für die KULTUR DER GEBURT im Lichte der Geburt Jesu, des Erlösers, des geliebten Sohnes, einzusetzen. Wenn in Gottes Heilsplan die Menschwerdung der Weg war, so ist sie auch heute noch der Weg des Heils für die Menschen. Maria, die Mutter, möge anderen Müttern helfen, ihr Kind zu empfangen, zu gebären, zu pflegen und zu schützen.
Und ich lade Euch ein, Euch um das Kind zu kümmern, Väter und Mütter zu sein wie Maria und Josef, für diejenigen, die gerade zu leben beginnen, die am zerbrechlichsten sind und den Schutz der Zärtlichkeit, der Liebe, der Erziehung, der Begleitung brauchen, in den ersten Momenten, bei den ersten Schritten und immer.

Gute und heilige Weihnachten der behüteten Kindheit, QUELLE DES FRIEDENS.
Frohe Weihnachten für alle Kinder der Welt!

Mutter Prado Gónzalez Heras
Präsidentin
Föderation der Bekehrung des Heiligen Augustinus



Encuentro de Hospitaleros: ¡Gracias!

15/12/2022

 
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En el marco del día de la Inmaculada, el jueves 8 de diciembre, celebramos en nuestro Monasterio de la Conversión –en Sotillo de la Adrada, Ávila— el encuentro anual de hospitaleros que han trabajado durante este año de forma voluntaria en el albergue parroquial de Carrión de los Condes (Palencia), donde las hermanas colaboramos en esta misión de acogida de los peregrinos que caminan a Santiago de Compostela.
 
La jornada comenzaba a las diez de la mañana con la acogida a los hospitaleros como lo hacemos en el Camino de Santiago, ofreciéndoles un té a su llegada. Después se abrió un espacio para compartir, en un encuentro musical donde los hospitaleros y las hermanas pudimos compartir experiencias vividas en el albergue, y también cantamos algunas de las canciones que entonamos en nuestra misión en Carrión de los Condes.
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 Tras este encuentro, la hermana Erika dio una clave a los hospitaleros sobre cómo vivir el Adviento, desde esta perspectiva del que acoge a los peregrinos, donde la espera cobra gran relevancia en lo que se refiere a la preparación del albergue, acondicionando todos los espacios del mismo. Pero, también, en el peregrino reconocemos a Jesús, es Él mismo el que nos visita en cada peregrino. En este tiempo de Adviento esperamos la llegada de Jesús y, como hospitaleros, se les invitó a acogerlo en sus vidas.
 
Después de la clave, celebramos la Eucaristía convertida en acción de gracias por el trabajo de los hospitaleros, por su entrega y por todas las experiencias compartidas.
 
Antes de ser hospitaleros, muchos de ellos han sido peregrinos, así que no podía faltar una caminata por las inmediaciones del monasterio, que también se convirtió en otro tiempo propicio para compartir.
 
Para terminar esta intensa jornada, hicimos memoria de los peregrinos que han pasado por nuestro albergue, con un vídeo que incluía fotos, cartas y mensajes enviados por los peregrinos.

Concierto-Oración de Navidad en Madrid

11/12/2022

 
Queridos amigos,
con motivo de la celebración de la Navidad, el próximo viernes 23 de diciembre, las hermanas del Monasterio de la Conversión, viviremos junto a todos los que queráis compartir este momento con nosotras, un espacio de oración a través de la música. será a las 19:30 h. en la parroquia Nuestra Señora del Carmen (El Plantío), situada en la Av. de la Victoria, 51, Madrid.
Os esperamos. Cor Unum in Deum.
Hnas. del Monasterio de la Conversión.
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Ejercicios Espirituales para jóvenes

20/11/2022

 
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Bajo el lema de la próxima JMJ "María se levantó y marchó sin demora" (Lc 1,39), ofrecemos una tanda de Ejercicios Espirituales para jóvenes en el Monasterio, guiado y acompañado por las hermanas. Comenzarán el viernes 2 de diciembre por la tarde, y concluirán el martes 6 de diciembre. 

Serán días de oración, reflexión y silencio, en el que poder compartir un espacio de búsqueda del Señor.  Confiamos en que serán días de gracia para todos los que participen. 
Para venir, sólo tienes que escribir a: 
​
hospederia@monasteriodelaconversion.com
¡Te esperamos!

Unidos en la oración

17/11/2022

 
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​Durante la semana de Ejercicios Espirituales de las Hermanas Agustinas, la hospedería de nuestro Monasterio de la Conversión permanecerá cerrada
 
Del 20 al 27 de noviembre, las hermanas del Monasterio de la Conversión estaremos inmersas en nuestra semana de Ejercicios Espirituales, en la que ahondaremos en la dimensión contemplativa de nuestro carisma.
 
La persona encargada de dirigir estos Ejercicios Espirituales será el sacerdote Javier García.
 
Se trata de una semana en la que nos llenamos de Cristo y de su vida evangélica para poder luego compartir lo recibido con las personas con las que nos encontramos en el camino: los que vienen a nuestro monasterio, los que nos encontramos en nuestras distintas actividades pastorales, nuestras familias, amigos, conocidos…
 
La oración lleva a la acción y, sin ella, no se puede transmitir la vida de Jesús. Por eso, esta semana es importante para nosotras, para poder dar a otros lo contemplado. La oración está integrada cada día en nuestra vida, es lo que nos mueve. Y esta semana, especialmente, la oración nos llena de vida para dar vida.
 
Debido a esta semana de Ejercicios, la hospedería de nuestro Monasterio de la Conversión (Sotillo de la Adrada, Ávila) permanecerá cerrada.
 
Os pedimos oración para que este retiro dé fruto abundante.
Rezad por nosotras. Rezamos por vosotros.
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