De numerosos puntos de la geografía volvieron a concentrarse en nuestra casa una multitud de familiares y amigos queridos. Durante tres días hemos celebrado juntos la riqueza que es para toda la Iglesia la vida y la enseñanza de Agustín de Hipona, el sabio que confesó y predicó a Cristo hasta gastarse completamente por amor a Dios y a su Iglesia. Santa Mónica, madre de San Agustín, fue una intercesora incansable para llevar a su hijo a Dios. Fijándonos en este aspecto tuvimos la "oración de las madres" en la tarde del día veintisiete por todos aquellos que custodiamos: nuestros hijos del corazón. El domingo tuvimos la visita de Don Jesús G. Burillo, Obispo de Ávila, que presidió la eucaristía junto a algunos sacerdotes amigos. Un día de gran alegría para todas nosotras, viendo como la casa crece, la Iglesia de la Reconciliación sigue adelante gracias a tantos de vosotros, crece la fraternidad de laicos, los amigos, los hijos... ¡Cómo no dar GRACIAS a Dios por tanta abundancia! Hemos sido testigos de la resurrección en esta Pascua de verano. FELICIDADES A TODOS. Carta del Padre General de la Orden
Los comentarios están cerrados.
|