¡Muchísimas gracias y Feliz Pascua de Resurrección! - JUEVES SANTO -El Jueves Santo ha estado marcado por la Cena del Señor, con la que se abre el Triduo Pascual. La institución de la Eucaristía en la Última Cena y el lavatorio de los pies, signo de los que dedican su vida a servir de manera humilde, como Jesús nos enseñó, fueron los momentos claves de esta celebración. También es el día en el que Jesús instituyó el sacramento del Orden sacerdotal, por lo que se celebra el día del sacerdote. En nuestra comunidad el Jueves Santo es importante por ser el día del amor fraterno, ya que la fraternidad es uno de los pilares de nuestro carisma agustiniano y lo celebramos de forma especial. Además, este año –tras los dos años anteriores en los que, debido al COVID, no pudimos compartir el Triduo Pascual con aquellos que nos acompañan durante estos días— de nuevo podemos vivir este momento tan importante con los jóvenes, familias y matrimonios de nuestra Fraternidad de Laicos, así como con todos los que se están acercando a los Santos Oficios. En este día, en el que la primera clave del Triduo Pascual llevaba por título ‘Éxodo’, nuestra hermana, Madre Carmen Toledano, nos explicaba desde la comunidad de Lima (Perú) que el éxodo es un camino de liberación: somos un pueblo peregrino y herederos de esta tierra de caminantes. En esta charla, han estado muy presentes los hermanos que han tenido que ponerse en camino a causa de la guerra –como la que se vive actualmente en Ucrania—, porque en ellos Dios se hace camino y también se hace peregrino por nosotros.
La clave de nuestra hermana Carmen Toledano estaba ilustrada con imágenes de la exposición ‘Exodus’ del pintor bosnio Safet Zec, una obra que refleja el drama de la inmigración. Esta primera clave fue todo un recorrido del camino de liberación por el que Dios, a través de Moisés, guía a su pueblo desde la salida de Egipto, el paso por el mar, la travesía por el desierto, hasta la alianza en el Sinaí. Después, con la nueva alianza que Dios establece con su pueblo a través de Jesucristo, experimentamos el Dios con nosotros: caminante y Camino. - VIERNES SANTO -
La hermana Carolina nos explicaba que el éxodo y el exilio nos hablan de personas que salen, que se ponen en camino. La diferencia radica en que en el éxodo hay un destino esperanzador hacia la patria, mientras que en el exilio el camino empieza por una expulsión, el hombre camina sin saber adónde. Pero el exilio no es solo una condición antropológica, sino que afecta también a Dios. El exilio de la casa del Padre es un exilio para Dios, que es expulsado de su tierra. Asimismo, Dios asume esta dimensión exílica de forma total en Cristo. Por amor deja su vida trinitaria. Él llama una y otra vez, y el hombre le rechaza. Dios, como un mendigo, se queda a las puertas esperando. Los exiliados son icono de Dios que se queda a la puerta esperando. La Pasión es la consumación de este rechazo: Jesús es crucificado y muere junto a los malditos. Está junto a los que están fuera. Jesús crucificado dice dos palabras esenciales: Venid, volved: Jesús llama a todos, a los de dentro y a los de fuera. Y la otra palabra es salid: salid de los espacios cerrados, de las comodidades.
- SÁBADO SANTO -“Lo que nos arraiga en la vida es el amor. Conocer el sentido, la razón y el por qué estar aquí”. Son palabras de Madre Prado que, desde la comunidad de Genzano (Italia), nos daba la tercera clave de este Triduo Pascual. Ella nos compartía cuáles son los pasos imprescindibles de ‘El Santo Viaje’, fijando los ojos en Jesucristo. Este viaje se inicia sabiendo quién soy yo. Comienza con Jesús, que se hizo bautizar por Juan el Bautista, recibiendo del Padre su identidad en el Bautismo: “Este es mi Hijo amado, el predilecto”. Padre, Hijo y Espíritu Santo comienzan este Santo Viaje juntos. El amor viene de arriba abajo, de un Padre que me ha nombrado hijo. Por eso, la clave del Santo Viaje es la certeza de una filiación. El Santo Viaje de Jesús no solo tiene una identidad sino también una misión. Él, estando vuelto hacia el Padre, se vuelve a la humanidad. Cristo es la Palabra dirigida al mundo entero como buena nueva. Jesús nos invita a hacer un camino hacia el otro de sanación, de cuidado, de misericordia. En este sentido, Madre Prado explicaba que el Santo Viaje será un impulso espiritual para que la Iglesia sepa quién es. Los cristianos somos los que siguen el Camino. Además, este Santo Viaje nos tiene que impulsar a vivir más a la intemperie. Peregrinar, salir a los caminos, para llevar la Palabra a los hombres que sufren. Vivimos en camino hacia: estamos llamados a vivir el carisma de la proximidad con el hombre que sufre. Y este caminar lo realizamos siendo comunidad, caminando juntos, porque nos damos vida los unos a los otros. Y esto debe realizarse gracias al fuego del Espíritu, nuestros caminos no nos pertenecen. El Santo Viaje será el fruto de esta vida que nació en el Bautismo. Estamos hechos para vivir en Él.
En el Sábado Santo, la comunidad propone realizar una pequeña peregrinación y vivir así un día de desierto, a la espera de la Resurrección. El Sábado Santo culmina con la gran Vigilia Pascual
en la que celebramos que Cristo ha resucitado: ¡Aleluya!
0 Comentarios
Tu comentario se publicará tras haber sido aprobado.
Dejar una respuesta. |