Monasterio de la Conversión
  • Comunidad
    • Fraternidad laical
    • Historia
    • Quiénes somos
    • Carisma
  • Interioridad
    • Oración
    • Estudio
    • Laboratorio de la fe
    • Palabra de Dios
  • Misión
    • Camino de Santiago
    • Itinerancias
    • Encuentros JARIS
    • Civitas Dei
    • Ecumenismo
  • Hospedería
    • Agenda - hospedería
  • News!
  • Contacto
  • Artesanía
    • Productos de Navidad
    • Cuaresma - Productos
    • Talleres artesanos
    • Diseño Gráfico

PASCUA 2009

4/4/2009

 

Pascua  2009

Permaneced en mi amor Jn 15,9
Dios es Amor. (1Jn 4, 8)
La Creación es un estallido de vida que procede de un Amor que no actúa para recibir sino para darse, efusivo y difusivo, que en sí mismo es relación constante y donación, sale de sí para seguir dándose. Dios es Amor, amor originario, amor personal, amor entre Personas y amor que crea y crea a la persona con la que podrá entablar una comunión. El Amor de Dios es una fuerza abundante y extensa, de donde todo nace, en donde todo tiene su asiento y fundamento, es plenitud y llenura, gracia tras gracia imparable. El Amor está al principio de todo, antes de las obras más antiguas, cuando no existían los abismos, cuando no había fuentes cargadas de agua, antes que se asentaran los montes sobre sus cimientos, cuando fueron creados los cielos, cuando fueron colocadas arriba las nubes y abajo las aguas… Allí estaba Él, precediendo a todo. El Amor de Dios jugaba en el orbe de la tierra (Prov 8, 22- 36). La Creación entera fue la primera noticia de ese Amor, una carta escrita en el cosmos, en la naturaleza, en cada ser creado, que hablaba de la infinitud del Amor y su discurso inabarcable. 
En el centro de la Creación puso Dios al hombre, Señor de todo lo creado para que lo cuidara, lo gobernara, lo amara e hiciese fecundo. El hombre oyó su Voz y sintió su Mano guiándole en el camino de la vida. En medio de la inquieta soledad humana le ofreció su cercanía y le prometió su íntima presencia, su compañía viva. En las esclavitudes de los hombres se insinuó como una aurora de salvación y de dicha.  Por amor se hizo este mundo bello e imperfecto pero llamado a la plenitud del amor.
Nosotros hemos conocido este Amor y hemos creído en él (1Jn 4, 16). Hemos visto la obra de sus manos, pero hemos visto también su rostro y hemos escuchado sus palabras y hemos probado su pan y su vino y hemos sido lavados de nuestros pecados, hemos nacido del agua y del espíritu, y hemos muerto con él y con él hemos sido devueltos a la vida. Porque Él ha llegado a nosotros y se nos ha dado, como plenitud de Amor. Conocer el Amor de Dios en Cristo Jesús no es indiferente para el hombre porque lo transforma todo. No se puede pasar de largo de este Amor porque ha salido a nuestro encuentro y nos ha revelado quiénes somos y quién es Él. A su paso el mundo entero le reconoce y se reconoce a sí mismo. Sí, le hemos conocido y hemos creído en Él y ha brotado de lo íntimo del corazón una confesión y una alabanza. “¡Es el Señor!”, “¡Señor mío y Dios mío!”, “¡Maestro!”… 
Permaneced en mi Amor (Jn 15, 9). A nuestra confesión de fe le sigue un imperativo, no se puede creer sin un paso inmediato: permanecer en el amor que nos ha encontrado. Es una fidelidad requerida por el encuentro y para que la fe sea fecunda y la vida vuelva a la Vida. Porque permanecer en su Amor nos lleva en el aquí y ahora a aquél momento primero del que partimos, al seno de Dios Padre, del Dios Amor, es el gesto más dinámico del seguimiento pues acerca el origen del que procedemos y la Patria a la que aspiramos. Un hilo de oro teje este Camino Pascual que tiene la virtud de dar sentido a la vida de todo hombre. Procedemos de una gracia ininterrumpida, del Amor venimos, en Él estamos y a Él vamos. Este Amor que hemos llegado a conocer y a creer en él nos pide permanencia, comunión con él, unidad plenas. Vivir en él, con él, por él. Si permanecemos en él a él hace referencia nuestra vida, a él le pertenecemos, a él seguimos y amamos. Si permanecemos en él el Amor de Dis está en nosotros y con ese Amor amamos a todo hombre y su vida es nuestra vida, su palabra nuestra palabra, su Reino es el nuestro, su hermanos son nuestros hermanos, su camino es nuestro camino. Sólo el Amor nos trae una Nueva Creación, lo nuevo ha comenzado, este mundo tiene sentido y es posible la paz y la justicia, la conversión y la transformación de nuestro corazón de piedra en un corazón de carne. Sólo es preciso que permanezcamos en Él, viviendo la Pascua que es la vida en Él. Los que en Él vivimos, cantamos a una sola voz: ¡Aleluya!
 
Comunidad de la Conversión

    Carta de
    Comunión

    Reflexión que enviamos en los tiempos fuertes de la liturgia a las hermanas y a todos los amigos de la Comunidad de la Conversión para juntos tener un solo corazón y una sola alma hacia Dios.

    Carta por fechas

    Diciembre 2018
    Abril 2018
    Marzo 2018
    Diciembre 2017
    Marzo 2016
    Marzo 2015
    Marzo 2014
    Marzo 2013
    Marzo 2011
    Marzo 2010
    Abril 2009

    Fuente RSS

    Categorías

    Todos
    DEUTSCH
    FRANCÉS
    INGLÉS
    ITALIANO
    MAGYARORSZÁGON
    POLACO

Con tecnología de Crea tu propia página web con plantillas personalizables.
  • Comunidad
    • Fraternidad laical
    • Historia
    • Quiénes somos
    • Carisma
  • Interioridad
    • Oración
    • Estudio
    • Laboratorio de la fe
    • Palabra de Dios
  • Misión
    • Camino de Santiago
    • Itinerancias
    • Encuentros JARIS
    • Civitas Dei
    • Ecumenismo
  • Hospedería
    • Agenda - hospedería
  • News!
  • Contacto
  • Artesanía
    • Productos de Navidad
    • Cuaresma - Productos
    • Talleres artesanos
    • Diseño Gráfico