La fuente forma parte de un proyecto más amplio: un "sendero de los sentidos", que pasa por esta fuente. A lo largo del camino, que también empezamos a construir durante esa semana, uno se puede parar a escuchar el sonido de los pájaros, a sentir los pies sobre diferentes materiales, sentarse para oler... también, ¡sentarse en esta fuente para refrescarse un poco! Para ello hemos recogido material disperso por la finca (¡principalmente piedras!), hemos picado piedras, con ellas hemos elaborado el cemento, y gracias a las herramientas, el material y la experiencia de Carolo, nos pusimos a cavar la tierra para construir la fuente. Las tardes del Campo de trabajo, en cambio, están destinadas a profundizar en el tema que cada año guía la semana - este año, nuestro lema era El Santo Viaje. Las tardes comienzan con una clave que forma parte del itinerario espiritual, y tras un tiempo de oración y reflexión personal, se abre un espacio de encuentro, diálogo y talleres que acompañan el tema. El día lo terminamos también juntos, o bien viendo una película, compartiendo la música, escuchando testimonios, o con un tiempo de adoración. Con estas fotografías queremos agradecer a cada uno el trabajo - a los jóvenes, las hermanas, a Carolo y al Padre Miguel que ha estado con nosotros toda la semana, así como el haber podido vivir esta experiencia de fraternidad y comunión.
Desde el inicio del día nos ha acompañado Jesús con la oración de la mañana, y las claves daban pistas para seguir caminando. Comenzamos el campamento planteándonos a dónde vamos con el tema “¿Quo vadis?” Aprendimos qué es una peregrinación, por qué el hombre camina y qué pasos hemos dado en nuestra vida. Pudimos crear “la cuerda de la vida” llena de los nudos más importantes para nosotros, los nudos que nos hacen ser quienes somos. Continuamos nuestro campamento con el tema de las “Piedras del Camino”. Pensamos en los momentos difíciles que puede haber en nuestro día a día, todo aquello que nos paraliza, que nos da miedo. Jesús nos ayuda a salir de nuestras parálisis y así nosotros podemos ayudar a otros con sus piedras del camino.
Las veladas de la noche han descubierto talentos ocultos de muchos de los integrantes del campamento. Hemos tenido cantantes, gimnastas, bailarines... todos unos auténticos artistas. La velada de despedida, compartida con las hermanas, nos dejó a todos un sentimiento de agradecimiento profundo por todo lo vivido. Gracias es poca palabra para poner fin al campamento. Con la Eucaristía final nos despedimos del Civitas Dei que nos ha llevado a recorrer un Santo viaje en compañía de otros niños, de las hermanas y de nuestros monitores. Todos nos han ayudado a conocer un poco más a Jesús. Sin duda hemos recorrido un largo trayecto: el Santo Viaje continúa.
Como en cada actividad realizada en este verano, nos hemos alimentado a lo largo de la semana de un tema central: “El santo viaje”. Cada día distintas hermanas daban pistas para caminar en este itinerario de fe a través de una pequeña charla con su taller correspondiente, más dinámico y activo, con el fin de que los jóvenes pudieran aterrizar lo recibido en la charla y de este modo ayudarles a reflexionar, a cuestionarse, a llevar a sus vidas lo recibido en cada clave. La semana ha estado repleta de actividades lúdicas, formativas, teniendo siempre al Señor como origen y fin de cada jornada, y tratando de encontrar en Él el sentido de cada día. Es por eso que comenzábamos con una oración sencilla cada mañana delante del sagrario y del mismo modo cerrábamos cada día. La propuesta de la noche era que voluntariamente cada día pudieran hacer una pequeña acción de gracias por algo concreto. De este modo cada día cobraba un sentido nuevo. Hemos tenido dos talleres formativos de la mano de Javier y Elena, amigos de la comunidad. El primero ayudó a los chicos mediante una clave y una dinámica, a distinguir las “falsas noticias de las fiables”, algo muy necesario hoy en día, ya que vivimos atestados de información que nos llevan y nos traen. Esto con el objetivo de que esto ayude a los chicos a buscar siempre la verdad, lo bueno y fiable, y ser sensibles a la información que les llega. Elena por otro lado, a mitad de semana, impartió un taller de improvisación donde todos los chicos participaron y disfrutaron. Esto se realizó con el deseo de que los chicos perdieran el miedo a la escenificación, vencieran la vergüenza y juntos hicieran una dinámica de roles donde todos encontraron su papel. A muchos les ayudó para soltarse y relacionarse de manera más natural, además de reírse y disfrutar con esta actividad. Damos gracias a Dios por estas y tantas otras vivencias que se han sucedido a lo largo de este Civitas. Damos gracias a Dios por la colaboración de tantos que lo han hecho posible: por cada participante y sus familias; por los monitores que se han desgastado por los chicos y han dado su tiempo gratuitamente; por el Padre Adrián, que un año más ha acompañado a los chicos y a la comunidad en cada Eucaristía y en el acompañamiento. Gracias a Kiko y Javier, que vinieron como conductores a traer a los chicos, y con el objetivo de rezar, trabajar y descansar mientras los chicos hacían sus actividades, y, sin embargo, acabaron tan implicados como cualquier otro monitor. Gracias a las hermanas, tanto a las que estaban más presentes en la organización del Civitas, como a las que han acompañado el itinerario espiritual, y a todas aquellas que han acompañado a los chicos desde el ritmo cotidiano comunitario, con su oración y servicio.
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